Una isla es un trozo de tierra rodeado de oportunidades por todas partes. Pensar que eso es así, creer que el futuro está en nuestras propias manos y que podemos hacer que las cosas sucedan es el primer paso hacia el éxito. El segundo es la capacidad para trabajar en equipo. Como sabe cualquiera que haya jugado a algún deporte colectivo, la mitad del partido se gana o se pierde con la actitud con la que los jugadores saltan al terreno de juego. La mentalización, el deseo de victoria y la capacidad para generar ilusión es el primer gol que se marca en el vestuario, antes de salir al campo.

Esta semana hemos celebrado el último pleno del mandato en el que analizamos la situación de Tenerife. Y si echamos un vistazo a las cifras y a las realidades de los últimos años, el rumbo de nuestra isla es el adecuado. Hemos crecido en población pero al mismo tiempo hemos reducido el número de trabajadores en paro, lo que nos indica que nuestra economía productiva está funcionando a plena potencia. En estos años, además, nuestro esfuerzo se ha dirigido a poner en marcha planes de formación y competencia en idiomas entre nuestros jóvenes preparando a las nuevas generaciones para desempeñar mejores trabajos y para que su preparación les sitúe en un nivel de excelencia máximo.

Todo ese trabajo habría sido mucho más difícil de realizar si desde el Cabildo no se hubieran identificado los asuntos estratégicos para esta isla integrados en el llamado Pacto por Tenerife que algunos partidos suscribimos a comienzos del mandato. Se trataba de identificar los grandes asuntos en los que todos teníamos que actuar coordinadamente y sin fisuras en defensa de los intereses de los ciudadanos. Asuntos en donde no cabía la división, el oportunismo o la rentabilidad política.

Y he de reconocer que en esos grandes temas casi todas las fuerzas políticas del Cabildo han puesto el servicio a los ciudadanos de la Isla por delante de cualquier otro interés. Por supuesto que en determinados espacios se han producido enfrentamientos. Y que, como es normal, con la llegada de unas elecciones se magnifican las diferencias entre quienes gobiernan y quienes están en la oposición. Pero sería injusto si no reconociera que en los grandes asuntos que considerábamos estratégicos ha existido consenso y que gobierno y oposición hemos sabido arrimar el hombro conjuntamente. Y eso siempre es mayor mérito para quienes están en la oposición y lo hacen que para los que gobiernan.

Tenerife es una isla para las personas. Una isla para la vida y el desarrollo personal y familiar. Por eso nuestras políticas no sólo se han volcado en crear herramientas para el progreso económico (mayor empleo, más formación o inversiones en infraestructuras) sino en hacerlo de tal forma que garanticemos un crecimiento sostenible, con respeto al medio ambiente y al patrimonio natural que deben heredar nuestros hijos. Recibimos una isla y debemos dejarla a nuestros descendientes en mejores condiciones que cuando nos la dieron. Esa ha sido la bandera con la que hemos emprendido proyectos destinados a mejorar la vida de las personas.

Nuestro trabajo está basado en cifras y resultados. Se pueden medir sus resultados a través de indicadores. No quiero aburrirles con un listado de números pero es así. Hemos hecho un esfuerzo extraordinario en la formación que nos prepara para un futuro más competitivo, dentro del programa Tenerife 2030. Hemos seguido trabajando en conseguir empleo para las personas que en mayor medida lo necesitaban, como parados de larga duración, jóvenes en busca del primero empleo. Y sobre todo hemos puesto en marcha políticas para conseguir la inclusión y la igualdad en una sociedad que tiene que ser mejor cada día que pase. Trabajamos para cohesionar nuestra tierra y para que nadie se quede descolgado, para eliminar las discriminaciones y para que todos podamos disfrutar de las mismas oportunidades y conseguir las mismas recompensas por nuestro esfuerzo.

Como ya dije, hemos crecido en población. Pero mucho. En los últimos veinte años el crecimiento de Tenerife está en torno a los 230.000 habitantes. Más población que la suma de varias islas Canarias juntas. ¿Ese crecimiento es un problema o una oportunidad? Se convierte en lo primero si no somos capaces de pensarlo como lo segundo. Con más personas, más familias y más niños, nuestra isla se hace más fuerte, pero al mismo tiempo demanda más vivienda, más servicios públicos y otra manera de entender la movilidad.

Durante estos años -el Cabildo fue la primera voz en salir para denunciarlo- hemos estado en la lucha por conseguir más inversiones para nuestras carreteras, hartos de soportar colas y retrasos. Esa lucha no ha terminado y no se puede bajar la guardia. Pero la solución del futuro no es seguir haciendo carreteras con más y más carriles. Si toda la gente de una planta de cualquier edificio sale al mismo tiempo no cabrá en el ascensor. Hay que racionalizar las actividades y apostar por la mejora del transporte público y los nuevos usos de transporte con vehículos no contaminantes. Nuestra inversión en la mejora de la flota de guaguas de Titsa ha sido un esfuerzo en esa dirección, así como los estudios y las mejoras que pretendemos hacer en las rutas y los horarios. Y sobre todo, en el precio bonificado que le ofrecemos a todos los ciudadanos y especialmente a mayores y jóvenes.

Y en este tiempo hemos dado un salto de gigante en la lucha por esa isla mejor. Estamos a la cabeza de Canarias en la producción de energías renovables, una manera de luchar por la independencia energética, de frenar el cambio climático y de contribuir a la sostenibilidad de nuestra sociedad. Producimos más que nadie en las Islas -un 50% más que Gran Canaria- con tres nuevos parques eólicos y nuevos proyectos que nos ponen en la autopista del mañana.

Hay quienes ven el futuro como un conjunto de amenazas. Las hay, por supuesto. Nos están esperando cuando saltemos al campo. Pero el partido se gana aquí y ahora. Somos una isla rodeada de oportunidades por todas partes. Y las vamos a aprovechar.

*Presidente del Cabildo de Tenerife