Como en el viejo chiste del paciente que agarra por los testículos al dentista que está a punto de empastarle una muela diciendo "¿verdad que no nos vamos a hacer daño, doctor?", el enfrentamiento más esperado en el Parlamento de Canarias pasó sin grandes penas ni excesivas glorias. Román Rodríguez, orador inclemente y líder nacionalista de Nueva Canarias, estuvo duro, pero no sorprendió a nadie. Quienes esperaban un enfrentamiento a cara de perro con Clavijo se quedaron con las ganas. El presidente toreó las críticas sin perder la sonrisa y hasta se vaciló de Rodríguez en su última frase diciendo que el no se metía con las personas mayores.

Ya lo dijo Casimiro Curbelo, "nada nuevo bajo el sol". En el teatrillo parlamentario cada uno se dedicó a contentar a su parroquia y por mucho que el líder gomero les recordara a sus señorías que la política debería dedicarse menos a los asuntos de los partidos y más a los asuntos de la gente, todo el mundo siguió a lo suyo. El esfuerzo inútil conduce a la melancolía y el pleno del debate del estado de la nacionalidad macarronésica canaria terminó melancólicamente en su habitual inanidad.

Mucho más interesante que el salón de sesiones estuvieron los pasillos donde se respira el verdadero ambiente de un Parlamento, a pesar de los esfuerzos de los sufridos ujieres que ejerciendo de monaguillos de doña Carolina, la presidente, se pasan el día exigiendo silencio. Pero la chusma no se calla ni a palos. El tema de estos días ha sido el creciente temor -¿quién dijo pánico?- a ese partido cuyo nombre no deberíamos decir, pero que se llama Vox, que va a dar un susto en las próximas elecciones generales. Y si dan un pelotazo en España, ¿llegará la ola a Canarias?

No hay como ser previsores. Después de mayo habrá setenta diputados, diez más que ahora. Más carne fresca para los pasillos. Por mucho que entren nuevas fuerzas políticas, como Ciudadanos y Vox, se garantizan los actuales puestos de trabajo. Para que luego digan que los partidos son insensibles con el paro.

Pero a pesar de todo algunos están inquietos. El PP y Podemos, por diferentes razones, tienen miedo a un batacazo electoral a nivel nacional que termine afectando a Canarias. La Agrupación Socialista Gomera es hoy por hoy invulnerable, pero el resto de partidos actuales mastican las mismas incertidumbres e inseguridades. Nueva Canarias tiene pinta de que va a perder algún diputado. Y el PSOE se pregunta si la torpeza del Gobierno socialista de Madrid no le va a suponer un disgusto. Hace cuatro meses Coalición Canaria estaba en la UVI electoral pero Pedro Sánchez le ha inyectado una manguera de oxígeno puro a base de meteduras de pata.

Con ocho grupos parlamentarios sentados allí dentro, el nuevo Parlamento va ser un gallinero. Y poner el huevo del gobierno será un milagro. El mejor sitio para estar seguirán siendo los pasillos.