En la programación de la 35ª edición del Festival de Música de Canarias, uno de los conciertos más interesantes era, a priori, y no decepcionó, el de la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo.

Ya de por sí, San Petersburgo es una ciudad conocida para los tinerfeños. Fueron innumerables las construcciones de todo tipo que se realizaron en San Petersburgo -que adquiriría a lo largo de su historia los nombres de Petrogrado y Leningrado, hasta recuperar nuevamente su nombre original en el período finisecular del siglo pasado- en las primeras décadas del siglo XIX, abarcando geniales obras de ingeniería, hidráulicas y arquitectónicas donde tuvo protagonismo esencial el portuense Agustín de Betancourt, enterrado en el Panteón de Hombres Ilustres de dicha ciudad rusa.

San Petersburgo y Moscú se disputan desde hace mucho tiempo la supremacía cultural de Rusia. Suele ocurrir en otros países, donde hay dos ciudades importantes. Generalmente una de ellas es la capital del país y la otra tiene la hegemonía económica, o cultural, o un rasgo que la distingue claramente del centro de poder político. Así, podríamos citar a Madrid y Barcelona, a Washington y Nueva York, a Roma y Milán, a Johannesburgo y Ciudad del Cabo, a Tokio y a Kyoto, a Pekín y Shanghai, a Brasilia y Río de Janeiro...

San Petersburgo es un icono cultural de Rusia: salas de concierto, ballets y teatros están presentes en toda la ciudad. Famosos hijos de esta ciudad han sido el músico Piotr Tchaikowski -"El lago de los cisnes"-, Pushkin, quizás el mejor poeta ruso de todos los tiempos; y políticos como Vladimir Putin. El teatro Mariinski -conocido en la época soviética como teatro de Ópera y Ballet Kirov y como Academia Nacional de Ópera y Ballet- es la joya de la corona rusa, y su director ha sido en ocasiones considerado una de la cien personas más importantes del mundo. En Rusia todo inclina claramente la balanza cultural a favor de la ciudad fundada por Pedro el Grande.

La Filarmónica de San Petersburgo estuvo dirigida en esta ocasión por el ruso Vassili Siniaski, de setenta y un años. En Tenerife, acompañó a la orquesta el joven pianista chino-norteamericano George Li, de sólo 23 años. La experiencia y la juventud musical. Un dúo perfecto.

Siniaski, que ha sido director musical y responsable de la orquesta del teatro Bolshoi y de la Filarmónica de Moscú, aportó conocimiento, sabiduría, serenidad, aplomo? y también pasión. El pianista George Li, que consiguió el segundo premio en el importante Concurso Internacional de Piano Tchaikowski en 2015, y ha actuado en la Casa Blanca ante Barack Obama y Ángela Merkel, ejecutó magistralmente, con gran habilidad y solvencia, el "Concierto para piano nº 1" del citado compositor ruso. En la segunda parte del concierto, la Filarmónica de San Petersburgo interpretó a otro compositor ruso, Sergei Rachmaninov, uno de los grandes del siglo XX. Su "Sinfonía nº 2" ha sido descrita por el crítico Guillermo García-Alcalde de la siguiente manera: "la sabia polifonía apoya una suntuosa estructura orquestal que ha sido comparada con la de Richard Strauss".

San Petersburgo y Tenerife, una vez más unidas, en un Auditorio de Tenerife absolutamente abarrotado, que durante muchos minutos ovacionó tanto a la Filarmónica como al pianista.

*Presidente de TuSantaCruz