El periódico EL DÍA vio la luz en los quioscos el 15 de febrero de 1939 como digno heredero de La Prensa, cabecera fundada por el escritor y periodista Leoncio Rodríguez en 1910 y en cuyos fundamentos ya figura la defensa a ultranza de Tenerife. Desde entonces, Tenerife y los tinerfeños han sido el aliento que impulsa a este diario. Cada anhelo, cada preocupación, cada inquietud, cada sentimiento ha encajado en las páginas de una publicación que abandera los intereses y las reivindicaciones de la isla más poblada y desarrollada del Archipiélago.

No cabe duda de que las últimas décadas han supuesto una era de prosperidad para la Isla, pero no es suficiente. Es preciso un impulso a la mejora de las infraestructuras viales y las instalaciones hidráulicas; modernizar los aeropuertos, puerta de entrada del turismo, motor de la economía de la provincia tinerfeña; reducir las listas del desempleo; acabar con la precariedad social o vaciar los comedores sociales. Hay que actuar con firmeza y decisión. Quienes icen la bandera de la defensa de Tenerife, quienes trabajen por la provincia tinerfeña, tienen en EL DÍA el altavoz perfecto para hacerse oír. Aquí, en Madrid o en Bruselas. Donde sea preciso con tal de conseguir los objetivos, que no son otros que una sociedad próspera y justa.

El amistoso acuerdo alcanzado por Prensa Ibérica y EL DÍA refleja idóneamente en el sector de la comunicación social el hecho trascendente de que también es posible la unidad de Canarias en la defensa de Tenerife. El respeto a lo singular no puede contradecir a su vez la cohesión de una identidad solidaria que así creemos y defendemos ante los desafíos autonómicos, políticos y económicos de Canarias. EL DÍA titulariza así una larga historia de defensa de los valores sociales y el desarrollo económico de Canarias que vivió décadas estelares con Leoncio Rodríguez y su sobrino José Rodríguez.

En un mundo globalizado son incompatibles las políticas de división de las grandes realidades de vida en común e historia compartida. Canarias es, incuestionablemente, una de esas realidades y la que directamente nos atañe; no solo en términos identitarios, sino en la fuerza incomparable de los lazos humanos más profundos frente a las tentativas de fragmentación coyuntural. La empresa editora ha luchado bravamente por los intereses de Tenerife y de las Islas a las que ha dedicado su primordial servicio.

Se equivocan quienes entienden como poco razonable oponer intereses cuando los hechos objetivos proclaman el primado de la cooperación, aún sin merma de las variantes que Tenerife ha definido con honestidad y rigor. Lo que importa por encima de todo es comprender la diversidad en la unidad. Mercedes Rodríguez, presidenta del Grupo El Día, y Javier Moll, presidente de Prensa Ibérica, lo han entendido así en un proceso de mutuo acercamiento a la idea de la defensa de Tenerife en una Canarias como unidad. La visión de Mercedes Rodríguez y el amor a la empresa que su padre llevó a su punto máximo constituyen un valor esencial para la nueva empresa a la que afortunadamente sigue vinculada como presidenta de honor.

Desde que Prensa Ibérica se creó en 1978 por Javier Moll fueron permanentes los contactos con José Rodríguez Ramírez, editor-director de EL DÍA. Ambos exploraron con sinceridad todas las opciones de colaboración que se turnaron en las progresivas circunstancias históricas que alumbraban la democracia constitucional y la dinámica estatutaria de las Islas. El respeto a la veracidad informativa y la pluralidad en la opinión son un valor que ambas empresas han sabido respetar.

Conviene recordar en estos momentos que José Rodríguez creó en Las Palmas la primera delegación de un diario canario en isla diferente de la de su sede, y Javier Moll no cejó en el afán de brindar a los lectores información de primera mano de la provincia tinerfeña. José Rodríguez era un luchador incansable y tenaz, pero en la relación personal siempre fue caballeroso y afable. Su memoria es entrañable para cuantos trabajamos en el sector. Ni un solo año dejó de invitar a los colegas de Las Palmas a la celebración central de EL DÍA, la entrega de los Premios Leoncio Rodríguez que testimoniaban el respeto a su predecesor en la cabecera del grupo. Con Mercedes Rodríguez, su hija y sucesora, todo el proceso de diálogo y el estilo negociador ha sido impecable, transparente y sincero. Es muy profunda la satisfacción de todos por su disponibilidad a la presidencia de honor, que da continuidad a una de las grandes familias editoras de medios.

Por lo tanto, demos también por superada la dialéctica insularista, en la política y en la comunicación social. Ese tiempo ha pasado, como también las realidades que lo alentaban. De esta verdad deriva el hecho mismo que hoy celebramos, impensable en confrontaciones periclitadas y anacrónicas desde la mirada canaria y tinerfeña de nuestros días y, sobre todo, desde la convicción recíproca de que la unidad de Canarias, sin menoscabo de la singularidad fecunda y fraternal, es lo que la evolución del mundo aconseja.

Tenerife, y por lo tanto también Canarias, es una realidad histórica definida por vínculos de sangre, cultura y proyección de excepcional hondura. Así lo vemos hoy en una unión informativa que deja atrás la competitividad artificial para fortalecer la creativa; que quiere concurrir al encuentro con la sociedad canaria limpia de diferencias postizas y volcada en las que estimulan el progreso colectivo; pluralista y respetuosa de todas las ideas legitimadas en la vida política; en la defensa del emprendimiento a todas las edades y niveles; de la igualdad de género y condición; de la profundización en el frente medioambiental; y de la convivencia solidaria de un pueblo que siempre acredita su calidad humana, su ilusión solidaria y la legítima ambición de progreso.

A esta Canarias y a Tenerife damos hoy la bienvenida persuadidos de que la unidad alcanzada en el plano de la comunicación social es otro de los muchos pasos delante de una sociedad abierta, progresista y consciente del mundo en el que vive.

EL DÍA seguirá, por lo tanto, fiel al espíritu de su fundador y de sus gestores, presente en la línea editorial, en la elaboración de cada página, en el recorrido que el diario efectúa sin descanso por cada rincón de nuestras islas. Porque EL DÍA no diferencia a un chasnero de un chicharrero, ni a un arafero de un lagunero o portuense. Cada alma tendrá su espacio en esta publicación.

El respeto impera, también nuestra admiración, por los impulsores de la Isla, por quienes confiaron en su intuición y en su trabajo para sembrar y recoger, para clavar unos cimientos desde los cuales se agigantó esta sociedad orgullosa de sus tradiciones pero a la vez de sus proyectos innovadores como el Astrofísico de Canarias y el Instituto Tecnológico de Energías Renovables.

Por lo tanto, EL DÍA fue, es y será la bandera de Tenerife y de todos sus habitantes. Que a nadie le quepa ni la menor duda.