Si a mí me dicen que el máximo mandatario de un país habla con los pájaros y hace viajes al futuro, lo primero que pienso es que debería estar bajo tratamiento psiquiátrico, al menos. Con un país roto en dos, y una huida por los puentes del terror que no se vio ni con la caída del muro de Berlín, la postura de España está siendo ridícula permaneciendo indecisa ante la pérdida política de los intereses del dictador Maduro. No vale que Pedro Sánchez hable por teléfono desde Davos con Juan Guaidó, el nuevo líder que ha surgido del primer fracaso obvio de Maduro. La Unión Europea, y España, que debiera jugar un papel fundamental en la crisis de Venezuela, no funcionan. Europa debiera tener una opinión unánime en temas externos que no posee ni ha poseído nunca. Y por el bien de la Unión, se debieran articular foros donde estos asuntos tuvieran un eco como lo tienen Sudamérica, Estados Unidos, Méjico y hasta Canadá. Amén de esto, no pasa inadvertido el ridículo de Zapatero apoyando junto a Podemos el régimen tirano, que no es que haya causado una crisis económica o social, sino una crisis humanitaria.

La primera voz de la izquierda española que ha salido pidiendo un tiempo lo más breve posible, para conseguir unas elecciones democráticas apoyadas por la comunidad internacional, es la de Felipe González. Felipe cuenta con un prestigio fuera de nuestras fronteras que ya le gustaría a Pedro Sánchez, a Pablo Iglesias o al triste Zapatero. Pero, desgraciadamente, Felipe no es Europa, y Venezuela se revuelve en sus entrañas al borde de una guerra civil con las armas de un solo lado, sin que nadie ponga orden en un país secuestrado por la miseria propia. Hoy EE UU ya no necesita ni el petróleo de Venezuela, vendido a países terceros en la enloquecida política de Chávez y Maduro. Pero aun así ha reconocido a Guaidó como presidente que articule unas elecciones democráticas. Y mientras Sánchez no se decanta, hoy, el que fuera uno de los países más ricos del mundo, es una sombra de sí mismo a la espera de un milagro.

@JC_Alberto