Para que Canarias sea más competitiva y se convierta en el centro de las inversiones productivas generadoras de valor añadido y empleo, tiene que seguir avanzando en sus estructuras y compensación de extracostes.

La propia viabilidad de las actividades económicas exige la inversión y financiación de infraestructuras en su momento adecuado, pues, sin ello, se hace materialmente imposible la ejecución presupuestaria que conlleva el alargamiento de los proyectos, pues, con la dilación en su aprobación, van cambiando las necesidades de las mismas, e incluso su prioridad, al acumularse con nuevos proyectos necesarios.

Así, los continuos retrasos en las infraestructuras competitivas merman el nivel de vida de los canarios y estrangulan la capacidad del tejido empresarial para generar riqueza y empleo.

No se trata, tan solo, de compararnos con otros territorios, sino de aspirar al máximo estado de bienestar y confort para las familias canarias, que necesitamos una ventaja adicional para llegar a la media del resto del Estado, de camino hacia la media europea.

Cuando hablamos de inversión pública como leudante del crecimiento económico sostenible, barajamos la necesidad de incrementar el PIB, subir la tasa de actividad y de ocupación, incrementar la inversión extranjera directa, consolidar e incrementar la productividad y mejorar la tasa de ahorro de familias, empresas y Administración Pública.

Debemos construir una reputación intachable como región de destino de personas y capital con una marca que simbolice la seguridad y prosperidad de los proyectos residentes en Canarias.

Con ello, Canarias ganará en credibilidad y eficiencia.

*Vicepresidente del Consorcio de la Zona Especial Canaria