Algunos de los periodistas que le pedían dinero a Carlos Alonso a espuertas lo han acusado de dar un pelotazo sin parangón. Y lo han hecho para querer ser punto de referencia de no sé qué y voceros de la nada. Lo mismo que determinados partidos políticos, (alguno de los cuales tenían su sede en un local del propio Antonio Plasencia), asunto que es de coña. Pero vamos al lío: el edificio lo compra el IASS, se ocupará de los más desfavorecidos, enfermos crónicos que se amontonaban en el destartalado Febles Campos. Dicho sea de paso, lugares ruinosos que no corresponden ni al momento que vivimos, ni a la dignidad de sus usuarios. Pero donde los periodistas en cuestión rajan por la cara, ayer rajaban por la cruz (porque el hospital se caía, decían), y los partidos políticos que criticaban sin descanso la deplorable situación (reunidos en un local del propio Antonio Plasencia), ahora dicen que van a investigar a fondo el asunto. Esto es para mear y no echar gota.

La política no está hecha para gestionar la inercia, sino para proponer y tomar decisiones difíciles, y este que le da a las teclas se alegra enormemente de que el Cabildo haya comprado el inmueble por debajo del precio en el que estaba tasado. Las nuevas infraestructuras que la Institución está adquiriendo, con un fin social, cuestan 120 ?/m2, mientras el precio del que tratamos es de 100 ?/m2. Pero es que les va a brindar a los mayores que menos tienen una sede en magníficas condiciones. Bueno, y por otro lado, a Carlos Alonso le da igual quién demonios sea el titular del inmueble. Simplemente era la mejor opción habitacional para el Cabildo y listo. Es imposible hacinar a los residentes dentro del Febles Campos mientras se demuele el hospital y se construye uno nuevo. Y de ahí la decisión. Y para los torpes que vieron un pelotazo, resulta que es una compra que se ajusta a absolutamente todos los parámetros legales. Oiga, pues gracias por su atención y saludos cordiales.

@JC_Alberto