Revisando capítulos históricos que hacen referencia a la conquista de Canarias por las tropas castellanas, se llega a la conclusión de que más que los arcabuces fueron las bacterias las que ocasionaron cerca de 4.000 muertes en una población de 20.000 habitantes de la isla de Tenerife, ultimo bastión de la resistencia guanche.

Se nos decía que la "modorra" como enfermedad padecida por los guanches era la que había desmovilizado a los hombres de pelea frente a los de Alonso Fernández de Lugo, pero en realidad esto fue más que nada un síntoma de las enfermedades sufridas por el pueblo guanche en el momento de la invasión castellana.

Sin embargo, no hay coincidencia entre los historiadores que han estudiado esta cuestión, ya que unos opinan que fue una epidemia de tifus exantemático, otros la peste bubónica, gripe o las fiebres tifoideas.

Lo que más abunda entre las noticias de los historiadores, porque así durante la conquista de América lo ponían en práctica, fue el envenenamiento de las aguas que al beberse produjeron una epidemia de fiebres tifoideas que cursaban con fiebre alta, quebrantamiento general hasta terminar en encefalitis con el consiguiente letargo y confusión mental que daba con los enfermos en tierra, sin más.

Aunque por parte de narradores defensores de la conquista, que los hay dentro y fuera de Canarias, mencionan que fueron los guanches los que se contagiaron entre sí, porque padecieron una epidemia de tifus originada por los muertos que no se enterraban y por el hacinamiento en sus viviendas, donde abundaban los piojos que trasmitían esta enfermedad.

Tras la batalla de Aguere, que ocasiona la derrota con la muerte de Bencomo, donde los castellanos sembraron de muertes de nativos el campo de batalla, mencionan además que, como consecuencia de esa batalla, apareció el "moquillo" y la "modorra". Lo cual no tiene lógica alguna porque no fue esta enfermedad la que se desarrolló tras esa derrota, sino que esta se produjo en el tiempo por la enfermedad que contagió a los guanches diezmando considerablemente los hombres de pelea.

La conquista de Canarias, que duró un siglo, quizás hubiere durado más, o las condiciones políticas hubiesen sido otras, si no hubiese aparecido la "modorra" que fue la que consumió paulatinamente las fuerzas del pueblo guanche.

Fueron los invasores los que trasmitieron las bacterias con las que los nativos no estaban inmunizados, que como hemos mencionado, al final se termina con una encefalitis letárgica que desarma totalmente a los que se oponían a la conquista.

La "modorra" o encefalitis letárgica fue uno de los regalos que los europeos, en sus ansias de conquista por el mundo, y que una vez recalado en la Islas, hizo de las bacterias un improvisado ejército que terminó, en parte, con una cultura que había permanecido aislada durante siglos, produciendo la gran derrota ante los que se defendían no con flechas y arcabuces sino con lanzas de madera, tamarcos y piedras.