La vida es como escalar una pared vertical. Un ascenso lento y laborioso en el que hay que ir avanzando con mucho tiento. Pero a pesar de todos los obstáculos, si perseveras llegarás hasta tu meta y sentirás el orgullo de haber logrado lo que parecía imposible. Lo sé muy bien porque estas Navidades me metí en la aventura de comprobar lo que es una escalada y me llevé no sólo una experiencia maravillosa, sino la certidumbre de los excelentes deportistas que tenemos en nuestra Isla.

Mientras estaba colgando de una cuerda, mirando hacia abajo con ese respeto que da la altura, empecé a pensar en el macanazo que me iba a dar si me caía. Pero cuando escalas tienes que mirar hacia arriba. Siempre hacia arriba, para ver la mejor ruta. Cuando ya estaba abajo, en el suelo y seguro, me di cuenta de que en nuestra vida nos pasa como a los inexpertos en las escaladas: nos pasamos el tiempo mirando hacia abajo en vez de hacia la cima. Tal vez porque todos los días nos dan un baño de pesimismo. Estamos rodeados de problemas, de noticias negativas, de polémicas, de enfrentamientos, de incertidumbres. Es como si todo el mundo se hubiera puesto de acuerdo para el "no". Y tal vez deberíamos empezar a darle la vuelta a las cosas y apostar por sentirnos parte del "sí".

Si echamos la vista atrás en este año, han pasado cosas muy buenas para todos. Hemos escalado una montaña muy difícil y hoy estamos mucho más arriba de lo que estábamos. Tenemos más gente trabajando y más familias que han recuperado la tranquilidad. Hemos creado más empleo que nunca y parece que lo peor de aquellos años horribles ha terminado pasando. Hemos logrado abaratar los vuelos en avión tanto en Canarias como para la Península. Aprobamos un Estatuto de Autonomía que les dará a nuestros hijos mayor control de decisión sobre esta tierra. Logramos que el Estado respete la recaudación de los impuestos canarios como algo propio de nuestras islas, para compensar nuestra lejanía, sin descontarla de la financiación que nos toca por parte del Estado. Las mujeres de nuestra isla siguen demostrando su valía accediendo al mercado de trabajo cada vez con mayor fuerza y reclamando con toda justicia la abolición de la brecha laboral con los hombres: a igual trabajo, igual salario.

Han pasado cosas buenas este año. Para Canarias y para nuestra isla. Pero el griterío que acompaña siempre a todo lo que ocurre nos transmite la sensación de que todo está mal cuando no es así. Porque hacer es siempre más difícil que no hacer. Y hay una parte de la acción política y mediática que se ha instalado en el "no" por bandera y que todos los días encuentra una razón o un acontecimiento con el que transmitirnos pesimismo.

Estamos acabando el año con un enorme y generalizado cabreo con el Gobierno peninsular que le ha quitado trescientos millones de carreteras a Canarias para dárselos a Cataluña. Todo el mundo está indignado con eso. Pero más se van a indignar cuando se enteren de que los vecinos de Las Chumberas han sido nuevamente engañados por Madrid. O cuando se sepa que los agricultores no recibirán subvenciones al agua de uso agrícola. Porque hay más de cuatrocientos millones en convenios que nos pueden volar delante de nuestras narices.

Es indignante. De acuerdo. Pero ¿saben lo que les digo? No pasa nada. Vamos a seguir adelante. Volveremos a ir a Madrid, cuando nos toque hablar con este o con cualquier otro Gobierno peninsular, para explicarles otra vez más lo especial y lo costoso que resulta vivir en un archipiélago tan lejano como este. Conseguiremos el dinero de nuestras carreteras, el de Las Chumberas, el del plan contra la pobreza, el de la playa de Valleseco... Y volveremos a trabajar y a pelearnos, en el buen sentido, para conseguir que nuestros hijos tengan un lugar mejor para vivir. Porque podemos hacerlo. Lo hemos demostrado y lo seguiremos demostrando. Hay que estar por el "sí". Por ser positivos. Por pensar que por muy alta y muy difícil que sea la pared, la vamos a subir todos juntos. Tirando los unos de los otros, para que nadie se caiga.

Nuestra isla ha dado en este año pasos de gigante. Estamos impulsando el uso de las energías limpias para poder llegar a abastecer en poco tiempo a más de un cuarto de millón de personas con producción de renovables. Nuestra economía crece con pasos firmes y ha empezado a crear empleo. Hemos apostado por el crecimiento de un trabajo cualificado en actividades que tienen que ver con la industria tecnológica y los servicios digitales. Nuestros jóvenes están mejor preparados y tienen mejor competencia en idiomas. Los vientos nos son favorables, después de años difíciles y de muchísimo trabajo en la lucha contra la pobreza sobrevenida. Hoy tenemos todas las razones del mundo para ser optimistas. Para encarar el nuevo año con un gigantesco "sí" pintado en el corazón de Tenerife.

*Presidente del Cabildo de Tenerife