Cuando el ministro Ábalos habla, sube el pan. Porque al responsable de Fomento se le nota que le cuesta embridar su sinceridad dentro de la hipocresía política. Cuando salió a hablar de las subvenciones a los vuelos entre Canarias y Península dijo lo que le habían dicho en su Ministerio: que la cosa estaba jodida. Que se iba a tardar porque los trámites llevarían tiempo. Se la metieron doblada porque en el Ministerio están de los canarios hasta más arriba de la coronilla. Un alto funcionario de Fomento me lo soltó una vez con media sonrisa: "Sois la hostia. Que si subvenciones para volar, que si dinero para carreteras, que si para el agua desalada... Los canarios sois unos artistas para vivir del cuento".

A Coalición Canaria se le apareció la Virgen con José Luis Ábalos Meco, un viejo comunista que se pasó al PSOE en los años ochenta, sin necesidad de que le abriera los ojos, como a muchos otros, la caída del muro de Berlín. El actual ministro la lió con la subvención a la residencia y los disciplinados compañeros socialistas canarios, siempre serviciales, tuvieron que poner la cara para que se la partieran a base de bien, defendiendo lo indefendible. A Coalición le empezó a salir humo de las manos de tanto frotárselas. Porque nada más acabar el fuego del descuento a los billetes aéreos empezó el tenderete de los convenios.

Una parte de la financiación que viene a Canarias se plasma a través de convenios. Como nuestra Comunidad está donde el diablo perdió el rabo, en medio del Atlántico macaronésico, resulta que no linda con ninguna otra comunidad. Es decir, que el Gobierno central no realiza aquí inversiones de interés estatal que afectan a dos o más autonomías. Esos convenios son la manera de compensar que estemos fuera de los miles de millones de inversión en los corredores viarios peninsulares o las redes de alta velocidad, por poner solo dos ejemplos.

Durante la época de la crisis económica, el Gobierno del PP nos cerró el grifo de la financiación y por supuesto el de los convenios. Hasta tal punto lo cerró que los tribunales de Justicia condenaron a la Administración central a pagar unos 900 millones de euros por haber incumplido las transferencias previstas en el convenio de carreteras. O sea, muchos de los que hoy van de estupendos, poniendo a Ábalos a caer de un burro, son los que nos sisaron anteayer los millones de carreteras cuando más los necesitábamos.

El convenio de carreteras sigue sin firmarse mientras diciembre se esfuma el año. Y no es el único. Madrid está cerrando el grifo porque las cuentas con Bruselas no salen. Y porque el asunto con Cataluña le está costando miles de millones con los que está intentando, inútilmente, ablandar un independentismo inflexible.

Una de las primeras cosas que se aprenden en el periodismo es que hacer de profeta no sale a cuenta. Cuentan que un ilustre compañero, hoy muy famoso, hizo una preciosa crónica de una procesión de la Virgen de Candelaria que se iba a celebrar al día siguiente. Y se fue de viaje. La crónica se publicó, pero la procesión de suspendió a causa de las lluvias. El secretario general del PSOE en Canarias, Ángel Víctor Torres, ha decidido ignorar el consejo y no hace más que asegurar que el convenio de carreteras se firmará antes de que acabe el mes de diciembre. A mí me parece que se arriesga a hacer el ridículo, pero admiro su valor. Y su confianza.

Dudo que el ministro Ábalos saque tiempo para cerrar el convenio entre el turrón y los polvorones. Lo que va a pasar, me temo, es que se llevará el asunto a un acuerdo de ese simbólico Consejo de Ministros, Ministras y Ministres (y nueve mil agentes de las Fuerzas de la Seguridad del Estado) que quieren celebrar el próximo 21 de diciembre, en Barcelona. Mientras Pedro Sánchez se saca una foto con Quim Torra -para llenar el álbum del diálogo imposible- y las calles se incendian con la violencia independentista, el consejo tomará el acuerdo de que hay que cumplir con los casi tres mil millones en convenios que se les deben a Canarias. Y que ya se firmarán el próximo año. Y aquí habrá quien descorche la botella de sidra pensando que nos ha tocado la hartanga.

Me toca recordarles con pesar que en el año 2009 el Consejo de Ministros, Ministras y Etcétera, presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, aprobó un Plan Canarias dotado con veinticinco mil millones de euros para Canarias. Y de ese plan jamás vimos ni un puñetero duro. Me da a mí que con el acuerdo de Barcelona -si es que se toman la molestia de tomarlo, más que nada para darle una salida honrosa a sus compañeros socialistas de Canarias- nos van a tirar un hueso para que nos vayamos entreteniendo. Porque entre que nos dejamos los dientes royéndolo y empezamos a ladrar, ya estaremos en las elecciones y a otra cosa mariposa.