El pasado martes fue 4 de diciembre, fecha en que la Iglesia Católica celebra el nacimiento de Bárbara de Nicomedia, Santa Bárbara, virgen y mártir de gran belleza. Nació a principios del siglo III, se desconoce la fecha exacta, en Nicomedia, cerca del mar de Mármara, ciudad de Anatolia, actual Turquía. Era hija de un sátrapa (hombre astuto, que lleva una vida fastuosa y ejerce una autoridad despótica) llamado Dioscóro, que la encerró en un castillo, para evitar que se casara muy joven, tenia 16 años, o que se convirtiera al cristianismo, cosa que ocurrió, pues ella tenía en su encierro en la torre, maestros que le enseñaban: poesía, filosofía y otros temas. Se convirtió al cristianismo a través de un sacerdote, que se hacia pasar por médico, enviado por Orígenes, erudito de la Iglesia cristiana, teólogo y exegeta de la Biblia, nacido en Alejandría en 185. Después de su bautizo mando construir una tercera ventana en su habitación simbolizando la Santísima Trinidad.

Cuando se enteró su padre, enfureció y la hizo prender. Ella se negó a abjurar de su fe, y se negó al matrimonio que le propuso su padre, diciendo que elegía a Cristo por esposo. Lógicamente, su padre montó en cólera queriendo matarla, Bárbara huyó y se refugió en una peña milagrosamente abierta por ella, no obstante fue atrapada y martirizada: fue atada a un potro, flagelada, desgarrada con rastrillos de hierro, colocada desnuda en un lecho de trozos de cerámica cortantes y quemada con hierros candentes. Su propio padre solicitó al juez pagano que la juzgó y condenó a muerte, que le permitiera ejecutarla el mismo, lo cual fue aceptado, degollándola con sus propias manos en la cima de una montaña. Al bajar de la misma, un rayo lo alcanzo dándole muerte, venerada por este hecho desde la Edad Media como protectora ante las tormentas. Por esto también a Santa Bárbara se le considera Patrona de todo lo relacionado con rayos y explosivos, de aquí que sea la Santa Patrona de la Artillería española, además de otros muchos patronazgos de oficios : minería, cantería, electricidad, fundidores, ingenieros... y de territorios y ciudades españolas y americanas. La fiesta del 4 de diciembre se celebra también en Siria, Líbano, Jordania y Palestina entre los árabes cristianos.

El sepulcro de Santa Bárbara fue venerado por multitud de fieles, que hablaban de curaciones milagrosas, comenzando a llevarse sus reliquias hasta que fueron trasladas a Constantinopla y después a Venecia... Su culto fue confirmado por San Pío V en 1568 y su patronato fue introducido en España en tiempos de Felipe I. Fueron los caballeros medievales a la vuelta de las cruzadas, quienes trajeron a Europa las devociones que encontraron en Oriente, entre ellas Santa Catalina y Santa Bárbara, quienes ocuparon el corazón de las familias de los cruzados y sus vasallos, mitificándolos como ángeles tutelares de toda empresa: guerrera, artesanal, intelectual o piadosa, enriqueciendo la vida cristiana de la época, dejando una huella imborrable. Como perteneciente al Arma de Ingenieros y por motivos familiares que ahora explicaré, tengo una gran devoción a la Santa y llevo muchos años escribiendo en prensa en su día. Mi abuelo materno, Faustino Miñón Lorea, nació el 15 de noviembre de 1866 en Barcelona, aunque la familia era navarro-aragonesa, pues su padre era también militar y estaba allí destinado. Ingresó en la Academia en agosto de 1884, llegando a Teniente Coronel de Artillería, era también ingeniero industrial, por lo que fue profesor de su Escuela en Las Palmas de Gran Canaria, donde vivía en esa época. Había sido destinado a Cuba en plena guerra de la independencia de la misma, donde tuvo un comportamiento brillante, mereciendo el ascenso por méritos de guerra a capitán en abril de 1896, así como a numerosas condecoraciones. Estuvo destinado en diversas unidades artilleras, mandando por ausencia de su titular el Regimiento de Artillería de Ceuta, culminando su carrera militar en el Regimiento de Artillería de Gran Canaria.

En la batalla del Salado en 1340, donde Alfonso XI derroto a los árabes, se apoderó de unas poderosas armas de fuego utilizadas en los sitios de Alicante y Orihuela, utilizándolas en el sitio de Algeciras. A partir de ese momento las fortificaciones tuvieron que abaluartarse. La Artillería ha estado presente en Canarias desde los primeros tiempos de la conquista de las Islas para su defensa. Hasta finales del siglo XVIII no existían unidades de Artillería, sino encargados de las piezas de fuego. Es a partir de 1758 cuando se estableció una guardia fija de 12 soldados, incluidos en la Milicia Canaria, como primera unidad artillera. Mi más cordial felicitación por su Santa Patrona a todos los artilleros.