Un año antes de cumplir los dos siglos de existencia, la primera pinacoteca española anticipó la efeméride con distintos actos protocolarios y artísticos y cuatro días de acceso gratuito. El Prado es el único motivo para recordar, de pasada, a Fernando VII -el monarca felón, traidor a la Constitución que juró en dos ocasiones e implacable perseguidor de los patriotas liberales-, que el 19 de noviembre de 1819 inauguró "una galería de pintura española".

El programa conmemorativo tiene, y tendrá, su seña más espectacular en la Puerta de Velázquez, donde los andamios montados para su restauración, y la lona impresa de once mil metros cuadrados que los cubren, se animaron con reproducciones de obras capitales de sus fondos, seleccionadas por sus grandiosas composiciones y brillantes coloridos.

Los pintores seleccionados para estos formatos colosales fueron El Greco, traterrado y convertido en bandera de la España mística; Diego Velázquez, José de Ribera, Francisco Ribalta y Goya, y una breve representación europea integrada por Roger Van der Weyden, Pedro Pablo Rubens, Andrea del Sarto y el neoclásico neerlandés Lawrence Alma-Tadema.

En el capítulo expositivo brilla la nueva ordenación de la colección permanente que, en nueve unidades cronológicas y con el título "Prado 200", enseña su evolución histórica e incorpora obras y documentos relacionados con la arquitectura, imagen pública e hitos y actividades notables. De gran eficacia didáctica ocupará en adelante tres salas del edificio de Juan de Villanueva.

Comisariada por Javier Portús, la muestra central -"Un lugar de memoria" es su expresivo subtítulo- reúne un centenar de telas propias y una treintena de piezas de artistas españoles y europeos que tuvieron allí su gran escuela y admiradas fuentes de inspiración. Cedidas por instituciones públicas de Europa y América, contrastan y contraponen a los maestros del Prado las telas de los impresionistas franceses Pierre-August Renoir y Edouard Manet y el norteamericano William Merritt Chase, el purista español Eduardo Rosales, el gran Pablo Picasso (director de la pinacoteca por nombramiento de la II República), Jackson Pollock, protagonista cimero del expresionismo abstracto, el israelí Avigdor Arikha y Carlos Saura, uno de los miembros más cultos del grupo El Paso.