Como dice el Refranero español, "nunca es tarde si la dicha es buena". Por eso, hay que alegrarse de que, por fin, el consejero de Obras Públicas y Transportes del Gobierno canario, Pablo Rodríguez, haya decidido esta semana firmar la orden para "iniciar el expediente" de contratación del servicio de redacción del proyecto de trazado y construcción del tercer carril en la autopista TF-5, entre el aeropuerto de Los Rodeos y La Orotava, y la implantación del carril Bus-VAO, entre el citado municipio del Norte de Tenerife y Santa Cruz. No es para tirar voladores, pues al ritmo que trabaja dicho departamento autonómico, pasarán años hasta que esta actuación se haga realidad. Pero sí es verdad que este trámite supone dar un primer paso. Ahora lo que toca es mantener la presión sobre la Consejería, con el fin de que el expediente no se convierta en una simple medida disuasoria, y vigilar que se cumplen los plazos. En esta labor juegan un papel primordial las instituciones tinerfeñas y los agentes económicos y sociales de la Isla. La experiencia ha demostrado -y no será porque EL DÍA haya estado callado-, que o se está encima de los responsables de Obras Públicas o las infraestructuras que precisa Tenerife no salen adelante porque los proyectos se eternizan. Por ello, es justo respaldar al presidente del Cabildo, Carlos Alonso, que ha decidido subir el tono de sus quejas, poniendo incluso en duda el trabajo realizado por un compañero de formación política, algo inusual. Y es igualmente importante actuar desde la unidad, al igual que se comportan en otras islas, ya que el resultado es evidente. Logrado el primer paso, en este momento es necesario exigir, de forma conjunta, celeridad a Obras Públicas.

Tampoco se debe desfallecer en la demanda presentada a AENA para que el aeropuerto Tenerife Sur disponga de una terminal acorde al nivel internacional y la rentabilidad del aeródromo. No se trata solo de llevar a cabo una inversión que mejore las condiciones actuales de un edificio que acoge la llegada y salida de pasajeros, sino de contar con un inmueble que forme parte de la imagen que se llevan los millones de personas que visitan la Isla. De ahí que además de contar con los últimos avances tecnológicos para mejorar la seguridad y comodidad de sus usuarios, hay que ir más allá y apostar por una terminal singular que forme parte de la marca turística de la Isla.

Si ya la semana pasada se advertía en estas líneas de que un pilar básico de la autoridad de las instituciones -o de las personas- es el respeto que se merecen, hoy conviene insistir en la responsabilidad que tienen los hombres y mujeres que forman parte de ellas para evitar su desprestigio e incluso generar dudas sobre su legitimidad. Los recelos surgidos en torno al proceso judicial del caso Grúas, que ponen en entredicho la acción de la Fiscalía General del Estado y la Fiscalía en Canarias, además de la imparcialidad del propio Tribunal Superior de Justicia de Canarias, deben ser resueltos cuanto antes. Que uno de los tres poderes del Estado se ponga en tela de juicio solo beneficia a los que se quieren llevar por delante el actual sistema democrático. ¡Ojo, esto no es un juego!