Si el desarrollo de un país se mide por el nivel de sus infraestructuras, es evidente que el estado actual de la terminal del aeropuerto Tenerife Sur no es el mejor instrumento para convencer a los millones de turistas que llegan a la Isla de que se encuentran en un lugar en el que pueden disfrutar de todo tipo de comodidades y servicios. Por eso, es comprensible que las nuevas obras anunciadas por AENA para mejorar estas instalaciones hayan generado bastante malestar en gran parte de la sociedad tinerfeña, que espera desde hace años la construcción de una nueva terminal, más moderna y acorde con los tiempos que corren, y no una simple ampliación como ofrece ahora la empresa pública. Más teniendo en cuenta que se trata de uno de los aeropuertos más rentables de España -el tercero, en concreto-, lo que debería servir de acicate para cuidarlo con esmero. No se está exigiendo un comportamiento extraordinario a AENA, sino que siga las mismas pautas que en los casos de Madrid, Barcelona o Bilbao, por ejemplo, donde no ha escatimado fondos para llevar a cabo las peticiones -incluida la intervención de prestigiosos arquitectos- que le realizaban los responsables de las correspondientes comunidades autónomas. ¿Por qué aquí no ha ocurrido lo mismo? ¿Tan difícil resulta consensuar con las autoridades canarias y tinerfeñas un plan de actuación para el aeropuerto Tenerife Sur? En su día ocurrió algo similar con la terminal de Los Rodeos y, gracias al tesón y trabajo del tristemente fallecido Adán Martín, se logró reconducir las primeras intenciones de los rectores de AENA. Convendría que antes de continuar con la licitación del edificio que se pretende levantar ahora en el Reina Sofía se escuchara lo que propone y demanda la sociedad tinerfeña, para así evitar lamentos posteriores y pérdida de recursos. Es de justicia.

La entrada en vigor esta semana del nuevo Estatuto de Canarias y el reformado Régimen Económico y Fiscal (REF) en sus aspectos económicos tiene una buena piedra de toque en el estudio elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre salarios, que sitúa a las Islas como la comunidad en la que un mayor porcentaje de trabajadores percibe remuneraciones bajas. Conseguir que el Archipiélago abandone esta posición y que se realice una mejor distribución de la riqueza debe ser uno de los principales objetivos de las herramientas recién aprobadas. Esta será también la mejor forma de reducir las altas tasas de pobreza, la cifra de personas que se encuentran en riesgo de exclusión y, sin duda, de hacer valer los cambios introducidos en ambas normas.

Al igual que en el caso de las personas, la verdadera autoridad de una institución es fruto del respeto que merece. Lo acontecido en la última semana en torno a las decisiones adoptadas por el Supremo debe hacer reflexionar tanto a los miembros del Alto Tribunal como a los actuales responsables políticos, pues la deriva que ha iniciado este país, por el deterioro de determinados organismos públicos, puede dar pie a que, tal y como advertía recientemente el expresidente Felipe González, surjan autoritarismos, en forma de caudillos y tiranos, que ya se creían superados.