Tenemos historias paralelas, no olvidemos el papel de los isleños en el campo cubano? "Si tienes marabú en el conuco, búscate un isleño, y si no, deja el conuco" (proverbio cubano).

El conuco es el territorio en torno a la vivienda en el que se producen las viandas de la familia.

No olvidemos que los isleños, con hacha en mano, derribaron los bosques de Cuba (caoba, ceiba, jagüey, cedro), para conseguir campos de cultivo, ahora cubiertos de marabú (arbusto espinoso procedente de África del sur), planta invasora en expansión sobre tierras baldías.

Ante la crisis agraria que sufre el campo cubano, Raúl Castro declara la guerra al marabú en 2014. Habían estado mirando para otro lado y, en aquel momento, se empezó a tomar conciencia. Marabú como enfermedad en el mundo rural cubano, considerando que dicha planta ocupa más del 20% de las tierras labradas, y en los cañaverales supera el 30%. Ahora se plantea motivar a los campesinos, entregándoles tierras por 20 años prorrogables, mientras que, en otros ámbitos, se proponen las hornas para fabricar carbón como bien para exportar.

Las zarzas canarias ocupan importantes espacios agrarios en el barlovento de las 5 islas más occidentales. En muchos casos están asociadas con helecheras, espinos o cañeros. Incluso ocupan zonas boscosas o de frutales.

Las zarzas han dejado de cubrir bordes de parcelas, entornos de caminos y barrancos, para cubrir amplias zonas de cultivo, hoy olvidadas por los agricultores. Aquí, la problemática que nos plantean los zarzales y las tierras balutas son los peligros para el fuego al final del verano. Los zarzales son también espacios ideales para algunos de los principales depredadores de los cultivos, como los conejos, las ratas, o los mirlos, entre otros.

Tanto en el caso de Cuba como en el de Canarias, las plantas invasoras son la resultante de una crisis agraria. Este año se ha importado a Cuba azúcar desde Francia; aquí, papas y vino de otros países, mientras los campos que antes cultivábamos, ahora forman grandes bardos. Incluso importamos carbón de marabú (¿no hay leña en Canarias?). En ambos casos, la tierra y su cultivo no generan vocación como actividad, tanto agronómica, como paisaje productivo.

En Cuba parece que el supuesto Deng Xiaoping cubano, Miguel Díaz Canel, siembra una cultura de recuperación del campo para la agricultura y el bienestar de los cubanos, reduciendo el marabú a la mínima expresión. Esta semana está en Vietnam y China, espero que aprenda.

En Canarias, la reactivación de las medianías, no sólo significa cortar con los peligros de los incendios en verano, también supondría mejorar el grado de abastecimiento haciéndonos menos dependientes del exterior. Ello requiere otra política agraria y comercial, tanto con la importación, como con el sector de la distribución en las Islas, priorizando los productos locales. Para ello es imprescindible un cambio de mentalidad a la hora de comprar por parte de nuestro pueblo.

No obstante, es de mención que aquí se están dando pequeños pasos para que nuestra cultura y nuestra economía miren hacia los productos canarios, como los acuerdos promovidos por el Gobierno de Canarias para la colaboración entre el sector hotelero y el sector agrario de las islas.

Otra cultura y otra mentalidad. Hemos de crear una escala de valores hacia la tierra, hacia el mundo rural, dignificando nuestros productos, asumiendo lo que significa menor dependencia del exterior, creando mayor estabilidad social, fijando población en nuestros pueblos, con una mayor equidad de población en todo el territorio canario, buscando equilibrio entre lo urbano y lo rural.

El proverbio chino de más de tres mil años "no les regales el pescado, enséñales a pescar", tiene máxima actualidad en estos momentos en los que la problemática de los alimentos para 7.000 millones de habitantes del planeta, unido al cambio climático y los problemas del agua, nos obligan a tener una mentalidad y una cultura asociadas al máximo respeto a los temas ambientales y sociales.

Entendemos que hemos de incorporar campesinos a las tierras ociosas, con el máximo de dignidad social y económica. El campo no es una actividad para marginales, todo lo contrario. Las tierras que ocupan el marabú y las zarzas pueden producir alimentos y bienestar para toda la humanidad.

Tengamos el máximo respeto por los que hacen los surcos, siembran y cultivan, haciendo frente a contratiempos que escapan a su control, como los huracanes en el caso de Cuba, o los temporales, lluvias torrenciales, en Canarias.

Aquí y ahora, exportar carbón de marabú importando azúcar en Cuba indica un modelo erróneo de organización económica y social.