Fernando Clavijo, el presidente del Gobierno de Canarias, empezó mal la reunión con Pedro Sánchez. "Es usted un indecente, señor Rajoy", le dijo a Sánchez. Y el presidente del Gobierno de España reaccionó con virulencia. "Si no retira eso, señor Casado, nuestra relación se habrá roto para siempre". El aire se podía cortar con un cuchillo. Pero en eso los asesores les aclararon que ellos no eran ni Casado ni Rajoy y que habían concertado el encuentro para hablar de la agenda canaria.

Hubo un suspiro de alivio. Sánchez consultó el Googlemaps y después de echar un vistazo a las Islas a ojo de águila clavó en Clavijo su mirada de halcón. "Ustedes se pasan la vida protestando y ya se me está llenando la cachimba". Pero lo dijo con una sonrisa, lo que suavizó la tensión. El canario se mesó la barba y también sonrió. "Nosotros protestamos menos que los catalanes, señor presidente. Y somos bastante más baratos". Pero Sánchez, relamiéndose los bigotes, le espetó a Clavijo: "Es que tienen ustedes menos votos en el Congreso que los dientes de un octogenario".

A partir de ese momento se empezó a negociar. Canarias recibirá el dinero pendiente de los convenios, como el de turismo, vivienda, empleo o infraestructuras turísticas. "Se los vamos a mandar a finales de año, así que después les vamos a acusar de que no son capaces de ejecutar el presupuesto. Eso de ''para qué quieren el dinero si no son capaces de gastárselo''. Ya saben. Lo habitual". Clavijo asintió comprensivo. "Sí, sí. Dame pan y llámame tonto. No pasa nada".

La reunión empezó a adquirir un ambiente más distendido. Sánchez se tumbó en el sillón estirando las piernas y Clavijo hizo lo mismo sobre la alfombra. "De todas maneras Fernando -dijo Sánchez mirando el techo de La Moncloa con la mirada en el infinito- lo del convenio de carreteras lo vamos a retrasar un poco". Clavijo se puso en pie como un resorte. "¿Cómo va a ser eso si es el más importante?" exclamó. "Bueno... verás. Es que José Luis Ábalos me ha pedido que el tema de carreteras quiere anunciarlo él. Es que está un poco escocido de la leña que le dio Oramas con lo de la subvención al 75% a los vuelos Canarias Península. ¿Lo entiendes, verdad? Es una semanita o dos. Pero es que se lo tengo que dar". Nada más terminar de hablar Sánchez, el presidente canario se puso a hacer grandes aspavientos gritando por toda la sala "¡¡Guañoc Achamán, Guañoooooc!!!". Los escoltas del presidente Sánchez se lo llevaron inmediatamente mientras Clavijo se sacaba el zapato para pisar una y otra vez el texto del comunicado oficial que tenían previsto firmar.

Bueno. Seamos serios. En realidad la reunión acabó bien. Sánchez y Clavijo se dieron un beso de tornillo del que hubo que separarlos con un escapulario con la foto de Ángel Víctor Torres. Y todos fueron felices y comieron perdices. Menos los veganos, claro.