La economía no duerme y la consecución del pleno empleo no debería dejar de ser la irrevocable apuesta de cualquier política económica.

Mientras el mundo tecnológico se mueve como un fórmula-1, anunciando las seis grandes compañías tecnológicas de EEUU, inversiones por encima de los 100.000 millones de euros en I+D en su particular apuesta por mejorar el entorno de las familias y usuarios en general, no podemos quedarnos quietos y mirando desde la barrera, como país, cuando tenemos que recuperar niveles de empleo, mejora de rentas, ventas minoristas, déficit por cuenta corriente o la constitución de hipotecas, entre otros indicadores económicos.

De alguna manera parece que solo se plantean acciones destinadas a incrementar la recaudación y presión fiscal, creando nuevos impuestos, aumentando los tipos o bases imponibles de los existentes o eliminar sus deducciones fiscales, en vez de reducir gastos ineficaces o mejorar las políticas económicas para poder invertir y recuperar la senda del empleo estable y sostenible.

Así leemos la propuesta para eliminar los planes privados de pensiones mientras nadie garantiza que las pensiones públicas puedan sostenerse, o aumentar los impuestos a los que más cobran que, no nos olvidemos, son los que más capacidad de inversión y gasto ostentan, eliminar el tope de las cotizaciones a la seguridad social retrasando la productividad del Estado en unos momentos en los que crecer es la única opción para estabilizar la economía.

En Canarias, tenemos nuestros planes de promoción, avalados por una fiscalidad altamente competitiva, pero también necesitamos que el Estado recupere la capacidad de atraer inversiones, pues la mejor política para la creación de bienestar social sigue consistiendo en crear empresas y empleo.

Como nada es eterno, debemos reinventarnos cada día, pues inversión perdida es inversión no recuperable, una vez que se establece en otras latitudes.

Superémonos y hagamos que las familias se superen.

* Vicepresidente del Consorcio de la Zona Especial Canaria