Me cuentan que sucedió hace unos meses en un conocido restaurante de Santa Cruz cuando unos turistas peninsulares llegaron a almorzar tras la reserva que efectuaron desde tierras salmantinas, incluso antes de salir de la Península, por eso de la previsión, de la organización y del disfrute que da reservar y esperar a que llegue ese momento.

Para más señas, eran dos matrimonios entrados en los cincuenta. Evidentemente, en estos grupos matrimoniales, y mucho más a la hora de pedir la comida, siempre está el que toma la iniciativa por los demás. Los dos matrimonios miraban "ensimismados" la carta-menú del conocido restaurante cuando llegó una amable "maître" preguntando que si deseaban tomar algo antes de ordenar la comida.

El señor de Salamanca le dijo que pasarían directamente al vino. En ese momento "La Maître" les preguntó de la manera más natural y cortés del mundo: "¿prefieren un Rioja o un Ribera?". Los matrimonios se miraron las caras y se sonrieron socarronamente.

El caballero, muy educado le indica que realmente deseaban probar alguno de los vinos premiados que tiene Tenerife. "La fama de los vinos de aquí es muy grande", exclamó el salmantino.

La responsable de sala del restaurante le indicó que realmente ignoraba si había algún vino de Tenerife que hubiese recibido un premio. El señor, que resultó ser un entendido vitivinícola, le indicó que Tenerife había obtenido premios por su gran calidad como "Bacchus de Oro", o el "Decanter World Wine Awards 2017".

El hombre le dio incluso unas referencias y unas marcas de vinos de Tenerife que eran muy cotizados en muchos lugares del mundo. En definitiva, aquel señor era tan entendido, y como aún no habían llegado más clientes, que ofreció " una conferencia magistral" de nuestros caldos y nuestros vinos. Los camareros se acercaron a escuchar con atención y una mesa que estaba al lado también dejó la conversación para atender la charla improvisada.

Cuando el visitante miró la carta de vinos le indicó algunos caldos tinerfeños y de Canarias que, obligatoriamente deberían estar en esta lista: "ustedes aquí tienen un tesoro" indicó el experto.

También una vez me contaron que, en la isla griega de Santorini, existe una "ley no escrita" por la que en los restaurantes solo venden vino de la isla hasta agotar las existencias. "El vino que usted pide se nos terminó, pero tenemos un vino de elaboración propia que no tiene nada que envidiarle a ninguno venido de fuera; los mejores vinos blancos del mundo están aquí", dicen siempre los mozos y camareros de los establecimientos turísticos de la Isla. Existe un vino que se llama "Vinsanto" que es de Santorini y que forma parte de su identidad y de su patrimonio.

Está históricamente comprobado, en muchos archivos, la cantidad de vino de Tenerife que se exportaba a América. Tanto es así que el mismo George Washington hizo muchas gestiones para "dar de beber" ese vino curativo que provenía de una isla atlántica llamada Tenerife y que la independencia americana fue celebrada con un tinto nuestro.

Existen muchas historias del cultivo de la vid en Tenerife, de cómo se pudo reflotar un preciado artículo que cada vez alcanza mejores cuotas de mercado y de comercialización. Del cuidado exquisito que ponen los viticultores para que la cosecha sea "excelente", de cómo ha mejorado el cultivo y la producción y el valor añadido paisajístico que nos producen las viñas durante todo el año en la Isla.

Hemos avanzado en sentirnos muy orgullosos de todo lo nuestro y lo que nos representa. Las personas que están en este sector generan un gran valor identitario de nuestra tierra, a través de muchos productos, en este caso, el vino. Y desde el Cabildo de Tenerife son ya muchos los años que se apoya a las diferentes zonas y denominaciones de origen para conseguir un producto óptimo.

Quizá, en algunos casos, las personas que trabajan en la restauración y que son "auténticas voceras" de nuestras bondades, podrían cambiar la frase de "¿Rioja o Ribera?" por: "¿de qué comarca de la Isla prefiere el vino? ¿De Abona, Tacoronte-Acentejo, del Valle de Güímar, de La Orotava o quizá de Ycoden-Daute-Isora?". Tenemos blancos maravillosos, tintos que tienen un sabor y aroma a atlántico, rosados que son una auténtica delicia, dulces que incitan a la tranquilidad, secos que nos llevan a nuestra tierra diversa? Lo tenemos todo y ganaríamos todos mucho más.

*Vicepresidente y consejero de Desarrollo Económico del Cabildo de Tenerife