El incendio provocado la noche del pasado lunes en el Hospital Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC) ha provocado que desde distintas instancias -incluso oficiales- se ponga en cuestión la seguridad de este centro sanitario, en particular, y en general la de todos los habilitados en Canarias. El propio director del Servicio Canario de Salud, Conrado Domínguez, anunciaba al día siguiente su intención de revisar y reforzar las medidas de seguridad del hospital tras el desafortunado incidente. También desde la Asociación Profesional de Directores y Consultores de Seguridad (Aprodise) y el Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE) se abogaba por este planteamiento. Sin embargo, desde el Sindicato Médico Canario se prefirió hacer más hincapié en la educación sanitaria y en concienciar a los ciudadanos del papel que juegan los profesionales del sector, para así evitar sucesos como el ocurrido el lunes. Ambos posicionamientos, interesantes y no excluyentes, dan pie a un debate constructivo que debe servir para mejorar la situación en que se encuentran ahora mismo los servicios sanitarios, pues al final, lo que pudo haber sido una tragedia se quedó en un gran susto. Gracias a la rápida intervención de los bomberos, efectivos de la Policía Nacional y Local, miembros de Protección Civil y Cruz Roja, así como el personal sanitario y el 112, no hubo que lamentar la pérdida de ninguna vida. Lejos de enfrascarse en enfrentamientos estériles, conviene adoptar una actitud positiva y aprovechar lo sucedido para avanzar y evitar riesgos innecesarios. Esto no significa que se deje de exigir responsabilidades, si las hubiera. En primer lugar a la supuesta autora del incendio, que deberá ser penada como corresponde y fija la legislación vigente.

Partiendo de la base de que el objetivo es evitar situaciones similares a las vividas la noche del pasado lunes, el planteamiento de revisar las medidas de seguridad es, sin duda, acertado. Y si se observa que algo falla, corregirlo. No obstante, tal y como apunta el Sindicato Médico Canario por boca de su vicepresidenta, quizás se debe ir un poco más allá y formar a la población sobre la importancia que tiene la labor que desarrolla el personal adscrito a un centro sanitario, el respeto que merecen y lo conveniente que es seguir sus consejos. Y, sobre todo, que están allí para ayudar, no con el fin de amargarle la vida a nadie poniendo trabas o pegas. En definitiva, incrementar la labor pedagógica, empezando por los colegios, con el propósito de inculcar desde la más temprana edad el noble quehacer de estos trabajadores.

El cierre de quioscos y otros servicios ubicados en espacios públicos del litoral de Arona y Adeje, por parte de la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y el Mar, en pleno mes de agosto, ha generado bastante malestar entre la patronal hotelera y los empresarios del Sur de Tenerife. Dejando claro que no se oponen a que se cumpla la ley, sí muestran su rechazo a las formas empleadas por Costas a la hora de precintar los locales, ya que se llevó a cabo sin previo aviso y dejando a los turistas sin unos servicios complementarios a la oferta que tienen en la Isla. Se da además la circunstancia de que no se aplica el mismo rasero en el resto del país e incluso en otras islas. ¿Es casualidad o es que Costas la tiene cogida con Tenerife? No es la primera vez que su comportamiento levanta este tipo de sospechas.