En un extraordinario mensaje "urbi et orbi", el prestigioso y veterano diplomático de largo recorrido internacional Alejandro José Gallard Prio nos envía, desde Nueva York, una consecuente y sensata idea, a la cual hacemos referencia en su publicación digital El Archivo, el pasado domingo.

Esta idea, sacada a la luz en estos delicados momentos, tendría su base natural en aquellos enjundiosos programas que, en los años sesenta del pasado siglo, promovió la UIOOT -antecesora de la Organización Mundial del Turismo- con el lema "Turismo pasaporte para La Paz", sobre lo cual hemos escrito muchas veces.

Propone Alejandro José una solución a la cual no le encontramos nada que pueda contradecirla seriamente, si bien el mismo asume las dificultades que tiene para hacerla efectiva, que ahora nos suena como imposible de aplicar.

En busca de una solución eficaz para la tragedia que vive su país natal, nos ilustra con estas líneas que sin duda se harán famosas por su contenido en el mundo entero.

"Inverosímil, dirán unos, locuritas dirán otros, pero los que conocemos esa fuerza humana que es el ejército de paz más poderoso del mundo: el turismo, estamos convencidos de que si convocamos a un ''Congreso Ecuménico de los Valores Espirituales del Turismo'', a nivel mundial, con la cooperación y patrocinio de la Organización Mundial del Turismo, las religiones del mundo, los organismo internacionales involucrados en preservar la paz, las cámaras, asociaciones y federaciones de Servicios Turísticos, en fin, todo aquel que está involucrado en la actividad llamada turismo, cuyo propósito es la felicidad y la paz, podríamos rescatar la situación en que quedará postrada Nicaragua, por la tragedia humana que sufre actualmente."

"Lo primero que habría que hacer, para lograr esto, sería crear el organismo anfitrión, lejos de toda contaminación política, presidido por la Cámara Nacional de Turismo y con la cooperación de los representantes en el país de Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y la Secretaría de los Estados Centroamericanos, entre otros. El Congreso sería el punto de partida para asegurar estabilidad, confianza y seguridad, haciéndole saber al mundo que esta nueva República ya trabaja en paz y tranquilidad y que ha regresado la confianza, la sensatez, la dignidad, la moral y la ética".

Dice la Organización Mundial de Turismo que "el turismo es riqueza para la persona, para la familia, para la comunidad, para el mundo entero" (OMT 2003).

Ese congreso que propone el sabio Alejandro José Gallard es la idea más brillante que hemos conocido que pueda fortalecer la comprensión y el entendimiento y la paz entre los pueblos del mundo. No conocemos ningún país entre las decenas que hemos visitado -entre ellos toda la América Hispana- que reúna las características excepcionales que tiene Nicaragua, para ser la sede de semejante acontecimiento universal. Un país donde la honradez y la honestidad de sus gentes llega a límites inconcebibles en este ''mundo moderno'', permitiendo hasta el cambio de moneda en plena puerta de sus iglesias -la Catedral de León, por ejemplo-, sin más vigilancia policial que una muy discreta observancia llevada hasta su más amable interpretación.

Son miles de horas de nuestro benemérito trabajo el que le hemos dedicado a Nicaragua, junto a miles de horas empleadas en nuestras charlas, conferencias, artículos y reportajes, que hemos dedicado al país. No hemos podido llegar más lejos con nuestro agradecimiento a ese lugar privilegiado en el mundo que es ese hermoso país.

Termina Alejandro José Gallard, su proclama con esta modélica prédica: "El turismo, o sea, esa oportunidad de conocernos, equivalente a educarnos en libertad y a ejercer el mandato divino de amarnos los unos a los otros, sería sin duda, lo que puede iluminarnos a que en realidad en el mundo no haya diferencias. Solo nos hace falta, a través del intercambio personal que nos dan los viajes, conocer nuevas creencias y culturas, logrando así esa anhelada paz mundial, por lo que este Congreso Ecuménico que proponemos, nos daría la pauta, al reunirnos en esta pequeña porción de tierra centroamericana, de que ¡El turismo es amor, bienestar y felicidad!".

Ejército de paz, una acertada visión de este movimiento mundial, que tiene que estar favorecido por todas las administraciones públicas y privadas del mundo, como una incontrovertible realidad para conseguir la convivencia humana que la humanidad persigue, en la cual, sin género de dudas, se impone la comprensión humana y el respeto y la valoración de nuestros semejantes, partiendo de unos principios que lo dicen todo y que tiene acuñados Rotary Internacional: "El conocimiento mutuo y la amistad como ocasión de servir. La buena fe como norma en los negocios y en las profesiones, el aprecio a toda ocupación útil y la dignificación de la propia en servicio a la sociedad."

La cultura de paz y el conocimiento tienen que triunfar sobre el egoísmo, la prepotencia, y la injusticia que se esconde con torcidas manipulaciones para favorecer a los poderes constituidos, en un mundo donde el turismo se está consolidando como ese ejercito de paz, que paso a paso, va avanzando con la seguridad y la eficacia que da la razón y la justicia bien aplicadas.

Gracias, querido Alejandro José Gallard, por tu genial idea.

¡Turismo pasaporte para la paz!

*Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo (UNTWO)