La fragilidad del Gobierno de Pedro Sánchez, puesta de manifiesto esta semana en el Congreso de los Diputados, con motivo de la votación del techo de gasto para los próximos presupuestos, es un motivo más de preocupación para los canarios, que observan cómo los compromisos se dilatan en el tiempo o encuentran miles de obstáculos para hacerse realidad. Más aún para los tinerfeños, pues al poco interés que pone la Administración estatal a la hora de cumplir sus promesas, hay que sumar la abulia que evidencian algunas consejerías para ejecutar los proyectos que necesita esta isla o simple y llanamente adoptar determinadas medidas. A los ya enumerados en el caso de Obras Públicas, hay que sumar ahora Sanidad, pues no es de recibo que los pacientes de Tenerife, tal y como reflejan los datos aportados esta semana por el Servicio Canario de la Salud, tarden mes y medio más en operarse que los de Gran Canaria. Si en esta última isla la demora media es de 111 días, en la primera es de 158, aunque en el caso concreto del Hospital Universitario de Canarias la media supera los 191 días. ¿A qué se deben estas diferencias tan notables? ¿Se merecen los tinerfeños este tipo de injusticias? No. Claro que no. Como tampoco aceptan que la mejora de sus infraestructuras avance a un ritmo cansino, mientras el titular de la Consejería presume en las redes sociales de los avances que se realizan en otras islas. Nada que objetar a que la segunda fase de la carretera de La Aldea haya salido ya a concurso público o que las obras de la IV fase de la circunvalación de Las Palmas acorten su duración, gracias a la inyección económica del Ejecutivo canario. La crítica viene provocada porque en Tenerife no solo no se reducen los plazos, sino que las obras continúan siendo promesas. Nada más que eso, promesas.

Hay que mencionar, y a la vez respaldar, la iniciativa de sensibilización pública puesta en marcha por la Federación Provincial de Entidades de la Construcción de Santa Cruz de Tenerife (Fepeco), con el fin de que se ejecuten las obras en esta isla. Bajo el lema ¡Momento de Tenerife!, pretende concienciar a la población -y fundamentalmente a los responsables de las instituciones- de la necesidad de impulsar las carreteras que Tenerife necesita. Visto lo visto, es imperioso añadir a esta propuesta el resto de las infraestructuras pendientes, pues está en juego el desarrollo económico y la cohesión social y territorial de la Isla. Ha llegado la hora de que se hable de hechos. No se pueden permitir más dilaciones ni tampoco que las prestaciones que reciben los habitantes de esta isla sean de peor calidad. Llegó la hora de Tenerife.

Igualmente conviene alentar al Gobierno canario, y a los diputados y senadores del Archipiélago, a mantener la presión sobre el Ejecutivo de Pedro Sánchez. La debilidad mostrada en los últimos días hace dudar de su futuro y, por ello, de que los compromisos adquiridos con las Islas se materialicen. Cuanto antes se firmen los convenios pendientes y se lleven a cabo las inversiones previstas, mejor que mejor. ¡Que no surjan más sorpresas! Con lo ocurrido con la bonificación del 75% ya es suficiente.