El Ministerio de Fomento está haciendo trampa con la subvención a los billetes de los canarios que quieran volar a Madrid. La propuesta que ha venido remitida de la metrópoli se refiere a una subvención sobre "tarifa bonificable" y no sobre "tarifa regular". Eso quiere decir que el precio sobre el que se aplicaría la subvención no sería el de venta al público de cada compañía, sino el de un precio fijado arbitrariamente por algún funcionario de la Administración central.

O lo que es lo mismo, que la subvención del 75% podría ser sobre una "tarifa bonificable" de cien euros, con lo que si los billetes se venden a seiscientos euros, el viajero tendría que apoquinar el cien por ciento de los quinientos euros que no quedarían cubiertos por la subvención. Es un ejemplo extremo, pero perfectamente posible, con la redacción que nos han mandado nuestros amigos de Fomento.

Los socialistas canarios se han opuesto a esta redacción, uniéndose al cabreo de los restantes grupos políticos de Canarias. Pero lo relevante es que haya venido lo que ha venido de Madrid. Porque o no se enteran -cosa que es difícil de asumir- o nos están intentando colar una indecencia. Pero como uno supone que no son tontos y que tampoco nos toman por tales, ya debían estar avisados de que cuando el texto llegara a las Islas se liaría parda. Con lo que se viene a demostrar una vez más que les resulta absolutamente irrelevante colocar a los socialistas canarios en el filo cortante de un peligroso cuchillo de incomodidad política.

Lentamente, las relaciones de Canarias con el nuevo Gobierno se van deslizando por una peligrosa pendiente de irrelevancia. Los tiempos felices de los votos de oro de Oramas y Quevedo han quedado rápidamente amortizados. Es ahora Cataluña la que negocia el acercamiento de los presos del "procés" o la negociación bilateral de la fastuosa deuda pública de miles de millones que ha ido generando mientras descorchaba el champán del gasto público en lo más duro del terrible invierno de la crisis y los recortes. Mientras otros se apretaban el cinturón ellos dedicaban fondos sin cuento al cuento de la independencia, las embajadas y la guerra de imagen exterior de la secesión.

La realidad que se impone es que en el nuevo festín del poder, son ellos, los nacionalistas vascos y Podemos, los que ejercen la influencia de sus votos, conformando una nueva mayoría que está cercando a un Gobierno tan prisionero de esos votos como lo era antes el de Rajoy de las exigencias de Canarias.

Las Islas habían lanzado las campanas al vuelo con su nuevo encaje en el Estado y la famosa "agenda canaria". Pero si los convenios se diluyen en la nada -y hay señales preocupantes- todo lo que Canarias había ganado se convertirá en humo. Nos queda el Estatuto y la nueva Ley del REF, pero las leyes son literatura y los presupuestos la cruda realidad.