Hay gente optimista. Personas que viven en la inopia, felices y ajenos a la realidad. Son de esa clase de personas que ante el anuncio del diluvio universal piensan que "van a caer unas gotitas". En el polo opuestos están los catastrofistas profesionales, los que exageran todo y son capaces de asegurar que un grano en la nalga es un tumor cerebral. El nuevo ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, acaba de sacarse el carné para ingresar en esa segunda clase de cenizos. Y eso por no decir que se ha quedado, simple y llanamente con el trasero al aire.

Después de decir en el Congreso de los Diputados que "como muy pronto" los canarios tendríamos la subvención al descuento de residentes dentro de medio año. Después de afirmar que jurídicamente era imposible aprobar la medida, debido a un fallo del anterior Gobierno. Después de asegurar que los informes jurídicos eran taxativos y que a él no se le podía pedir que prevaricase? Después de todo eso, nos hemos enterado que ni hace falta un Decreto Ley, ni un edicto del papa, ni que baje Moisés con las Tablas de la Ley. Basta con un acuerdo del Consejo de Ministros -que se tomará el viernes de la próxima semana- y los canarios podrán comprar sus billetes a la Península a mitad de precio. Se acabó el problema.

Lo que era imposible resulta que es posible. Lo que iba a tardar ya no tardará. ¿Y entonces a qué vino anunciar el apocalipsis? Échale hilo a la cometa. O el ministro estaba muy, pero que muy mal asesorado por su equipo ministerial, o ha metido la pata hasta el corvejón.

Hace bien en dar marcha atrás. Seguir habría sido una metedura de pata de enorme calibre con los ciudadanos de las Islas a los que se había engañado diciéndoles que desde el primero de julio bajaría el precio de los billetes. La presión del Gobierno de Canarias y de la práctica totalidad de las fuerzas políticas regionales estaba dejando a los socialistas canarios a los pies de los caballos. Además, la medida afectaba a Baleares, gobernada por una de las mujeres con más peso en el PSOE, Francina Armengol, que ayer se plantó con Fernando Clavijo en Madrid para "interesarse" por un problema que afectaba el bolsillo de sus ciudadanos.

Es imposible saber por qué se metió en el charco que se metió y del que ha salido tan rápidamente. Ni por qué dijo lo que dijo, que se ha demostrado inexacto. Lo verdaderamente importante, al final, es que la próxima semana tendremos pasajes a mitad de precio.

Aunque queda, eso sí, la inquietante sensación de que Canarias pesa en Madrid lo que la pluma de un ángel en la cabeza de un alfiler. Y que nos siguen tomando por el pito del sereno. Esta vez hubo suerte. Pero habrá más.