La economía canaria va dando respuesta, a medida que se sostiene su crecimiento, productividad y sensibilidad en la concertación social, a las demandas de las familias canarias, municipio a municipio, para rebajar las tasas de paro y subir tanto las rentas empresariales o de autónomos, como las provenientes del trabajo.

Un reto importante para las Islas es que la recuperación económica no se logre a dos velocidades, ni por niveles de cualificación, ni diferenciando entre islas capitalinas y no capitalinas, ni, por supuesto, entre capitales o pueblos y ciudades isleñas.

No es trabajo fácil pues exige capacidad de negociación, simplificación administrativa y legal, así como la eficiencia de un diálogo constructivo entre trabajadores, empresarios y administración pública, tanto autonómica como insular o local, pero no por ello deja de ser una aspiración legítima que todos los niveles de renta vayan subiendo de manera proporcional en todos los niveles de la sociedad.

El fin de la crisis debe ser el comienzo de la necesaria igualdad económica, social y territorial de Canarias.

Todo esto debe venir aparejado por el compromiso del Estado en el desarrollo sostenible y estabilidad presupuestaria, de las compensaciones a Canarias, de alimentar un nivel suficiente de inversiones públicas y una credibilidad en la gestión presupuestaria que garantice también la financiación e inversión exterior público-privada.

Una política de cohesión social que se base en la confianza de los agentes sociales y económicos y la administración pública, pero también de las familias, que son las verdaderas beneficiarias del éxito de la economía y el empleo.

*Vicepresidente del Consorcio de la

Zona Especial Canaria