Si tuviéramos que elegir dentro de La Palma un pueblo singular, curioso, avanzado como el que más en costumbres e ideas, peculiar hasta en el habla, políticamente diferente, ese sería el "París chiquito". Tenía doce años cuando llegué desde Granadilla a Los Llanos de Aridane por traslado de mi padre, guardia civil, a mitad de curso escolar, reuniéndonos mi padre a mi hermano y a mí para informarnos de que seguiríamos estudiando en la Academia de Tazacorte, porque en Los Llanos, por lo pronto, no nos podía matricular. Nunca supe muy bien por qué, pero como no era cuestión de hacer preguntas, nos encogimos de hombros, y al día siguiente, mi padre nos llevó a la parada de guaguas, rogó al chófer que estuviera pendiente de nosotros, que nos bajara en la plaza de la Vica, y nos indicara la calle de bajada a la Academia.

Fue un viaje inolvidable. El chófer nos sentó en el asiento de al lado, paralelo al motor, delante del todo, con lo que la visión era directamente de frente, y a través del cristal delantero no perdí detalle de la gente, del paisaje, de las plataneras, de las represas de agua, de los barrancos y montañas, llamándome la atención la tertulia a viva voz del chófer con los pasajeros con el peculiar deje bagañete, enterándome de todas las noticias, resultándome agradable la cordialidad de los saludos entre quienes subían o bajaban de la guagua.

Llegados a La Vica, bajamos hacia la Academia, situada en la Casa de los Beatos Mártires de Tazacorte, preguntamos por don Antonio, don Vicente y don Justo, que nos acompañaron a un aula donde en ese momento don Pedro Capote, sacerdote, impartía Religión. Era una clase mixta, con más chicos que chicas, pronto hice amistad con todos, y a algunos les resultó curioso que mi padre fuera guardia civil, dando por hecho que de origen peninsular, como era lo habitual. Pues no, les decía, mi padre es de San Isidro, Breña Alta, y mi madre de Velhoco, Santa Cruz de la Palma, ambos agricultores, que para regresar a La Palma tuvieron que vivir antes en otros lugares diferentes al del nacimiento, como era preceptivo. Entre otras anécdotas, mi padre, guardia civil de los buenos, y por ello muy querido, me comentó discretamente que en Tazacorte había algunos comunistas, adjetivo que oí por primera vez, si bien matizó que los conocía a todos y eran buena gente, solo que a veces pregonaban un Tazacorte "libre e independiente", y eso no estaba permitido.

Un pueblo, pago de Los Llanos de Aridane, que hacia 1925 quiso independizarse, pero no de Los Llanos, ni de La Palma, ni de Canarias, no, sino de España, porque en 1911, 14 años antes, su población de 2.500 habitantes había solicitado al Gobierno, gracias al papeleo de Pedro Pérez Díaz, líder republicano y abogado del Consejo de Estado, la condición de ciudad. Y lo consiguieron. El edicto del rey Alfonso XIII decía: "Queriendo dar una prueba de mi Real aprecio al pueblo de Tazacorte, provincia de Canarias, por el desarrollo de su agricultura, industria y comercio, y su constante adhesión a la Monarquía Constitucional. Vengo a concederle el título de Ciudad. Dado en Palacio el 23 de marzo de 1911. Alfonso". Tazacorte se convirtió en una ciudad como Santa Cruz de la Palma o Madrid, con lo que voladores, bandas de música, banderas y cánticos se sucedieron varias madrugadas, hasta que tanta juerga llegó a oídos del Gobierno y dio marcha atrás alegando que hubo un error, que lo de ciudad era para Tacoronte, no para Tazacorte.

Tanta fue durante años la indignación y afrenta del pueblo bagañete, que en 1925 no aguantó más y se declaró independiente. "Con bicheros, palos y cañas / gritamos con voz de calibre: / ¡Viva Tazacorte libre / e independiente de España!", cantaban por las calles, guardando con escopetas de caza las "fronteras", no dejando entrar a ninguno de los "extranjeros" que les rodeaban. La independencia duró 3 días. Las autoridades, que no se andaban con chiquitas, aparecieron en la costa con un buque de guerra que ni corto ni perezoso lanzó un obús que se estrelló contra Argual, con lo que los bagañetes, rindiéndose, se declararon españoles. Menos mal que, en compensación, les dejaron independizarse de Los Llanos, que era realmente lo que siempre quisieron.

*Exsenador por Tenerife

@JVGBethencourt