Cuentan que las primeras juntas de rebaños y pastores de El Hierro se celebraron en La Albarrada, una vetusta aldehuela de la comarca de Azofa, vinculada a los usos de la mudada que, durante los meses fríos, desplazaba familias, enseres y ganados de la cumbre a la costa.

A lomos de las dos últimas centurias, las muestras pasaron al llano de San Andrés, en la fértil meseta de Nisdafe, y en el único lugar del centro isleño donde se percibe la obra humana en un humilde pueblo, crecido alrededor de la ermita del apóstol de la cruz en aspa al que se imploró en sequías y hambrunas y se festejó en tiempos de cosechas.

La ganadería era entonces una actividad económica glosada por los viajeros y que, por calidad y volumen, exigía encuentros regulares. Las ferias del siglo XXI atraen a naturales y foráneos con intereses diversos y la pasión común ante un atractivo repertorio de usos y costumbres.

Fijada en el primer fin de semana de junio, la Apañada reúne las excelencias de las cabañas bovina, cercana al millar de reses; y caprina, y ovina, con dos y tres mil ejemplares respectivamente; cubre los objetivos de la exposición, permite los tratos y acuerdos que procedan y, a la vez, evoca las faenas y los ocios de la cultura pastoril que pervive en la Isla del Meridiano.

Los espectadores curiosos descubren singularidades y secretos del oficio y del orgullo del ganadero, inmemoriales valores en un territorio único que alterna campos lávicos y frescos pastizales. Los caballos tienen especial protagonismo en competencias de doma y habilidad y en carreras en un bello circuito enmarcado por árboles y sotobosque?

En los amplios recintos habilitados por el Cabildo insular se exponen también las prácticas y delicadas artesanías, los alimentos y golosinas y los vinos nobles con denominación de origen. Chicos y grandes disfrutan de los antiguos juegos; unos nacidos de las exigencias diarias, como el salto del pastor; otros, como las bolas, que llegan en la pausa del trabajo. Para el disfrute de una multitud diversa, una eficiente e invisible organización garantiza el éxito de los actos incluidos en el programa y la grata sorpresa de quien acude por primera vez y sella su compromiso de volver al año siguiente.