Parece que los hechos nos están obligando a hacer otra lectura del uso de los recursos, ya que, hasta hace poco, la isla picuda olvidaba la problemática mundial del agua. Aquí y ahora miramos para el Teide y asociamos que las nevadas mantenían unos caudales que nos alejaban de los problemas. Pocos asociaban el agua al esfuerzo que se ha hecho por varias generaciones, que habían perforado más de 1.600 km de galerías y pozos, a los que se les daba una mala prensa, asociados con la especulación.

Agua que no solo es un bien limitado del que consumíamos en las zonas urbanas, próximo al 50% de lo que manaba de las galerías y manantiales, o lo que elevábamos de los pozos, a los que estamos aportando agua desalada con petróleo en cifras respetables.

La Isla Baja es un ejemplo de libro. Mientras hay un déficit entre lo que demanda la agricultura y la población en relación a los caudales disponibles, se establece una polémica por el dónde ubican la depuradora, ya que este pequeño territorio está dividido en 3 municipios.

Y sin embargo, se obvia que lo fundamental, en este caso, es la necesaria depuración y la reutilización de algo más de un millón de m3 de agua que ahora se vierte al mar o al acuífero sin depurar -como hacemos en gran parte de la Isla-; no olvidemos que de los más de 60 millones de m3 de consumo urbano, apenas reutilizamos 12. Esta situación no ha evolucionado en los últimos 15 años, estancada, con el riego en Las Galletas, con aguas depuradas en Santa Cruz, Adeje y Arona. Atrás quedó la época en la que éramos pioneros tanto de las Islas como de todos los territorios al sur de los Pirineos.

Aquí y ahora sufrimos un síndrome relacionado con la división municipal del territorio, y con la posibilidad de verter al volcán (pozo negro), ya que las más de 50 depuradoras construidas con dinero público en la Isla durante los años 80, apenas han funcionado porque no se construyó el alcantarillado, entre otras cosas porque de tales obras no "manaban" votos. Ahora, los hechos nos obligan a hacer una nueva lectura, ya que no nos podemos permitir continuar contaminando con las aguas sin depurar, no sólo por las leyes europeas, sino por sentido común.

Estamos derrochando entre el 8% y el 10 % del agua que demanda la agricultura en una de las comarcas que produce la décima parte de los plátanos de toda Canarias. Un territorio en el que la agricultura significa más del 30% de los puestos de trabajo.

La reunión mantenida por agricultores, el día 22 de mayo en Buenavista, pone de manifiesto que la mayor preocupación es cómo gestionar mejor un recurso que ahora es un residuo, y cómo incorporar una tecnología que dé garantías en una obra que supere las miserias de la política local, que han frenado y empobrecido el desarrollo de esta zona en los últimos años. Un mejor uso del líquido elemento, entendiendo que el Cabildo es quien pone los recursos económicos para una obra vital en la Isla Baja, que mejora de manera significativa aspectos básicos para la salud de la zona, cortar contenciosos en obras clave en la canalización del alcantarillado, incorporando las mismas al complejo sistema que funciona en torno a una planta de desalación y bombeo con el embalse de la montaña de Taco.

COAG-UPA-ASAGA. Los tres sindicatos agrarios con presencia en la comarca y los agricultores de la zona entienden que los aspectos sanitarios y el interés agrícola son prioritarios, ya que la comarca demanda más de 12 hm3 para regar algo más de 1.000 ha cultivadas en la zona.

Las galerías pierden cantidad y calidad, que ahora se mantiene con el complemento de una desaladora que aporta unos 4.000 m3/día, a la que se le añadirán unos 2.000 m3/día de aguas depuradas, cuando empiece a funcionar la depuradora, y aun así no se cubre el déficit de la zona, habrá que mejorarlo con otros aportes.

No es posible seguir dilatando la toma de decisiones en la zona para que el sector agrario tenga garantizada agua en cantidad y calidad suficiente. Se requiere dialogo y consenso, pero también un compromiso con aquellos que producen alimentos. Las tecnologías a aplicar deben ser compatibles con el respeto medioambiental y fiables, e igualmente permitir un aumento del caudal de agua que se ajuste a lo que necesita el sector agrario.

El próximo día 29 de este mes habrá un nuevo encuentro de agricultores, y esperemos que sirva para continuar dando pasos en la incorporación de infraestructuras y toma de decisiones que mejoren las condiciones de los productores de la comarca.