Es como preguntarse "ser o no ser", así que creo que ambas son válidas y también la concertada. Antes de entrar en este tema les relato varios sucesos de las últimas semanas como preámbulo. Empiezo por una esposa diabética que viene malita desde hace tiempo, con heridas en los pies que no cicatrizan y a la que acaban llevando a quirófano para intentar paliar su mal. Mientras está ingresada, a su hijo lo evacuan en helicóptero desde El Hierro, donde vive, para trasladarlo al Hospital de la Candelaria a las 11 de la noche y ser operado de urgencia de madrugada. Afortunadamente ya ha sido dado de alta. Al mismo tiempo una hermana con muchos problemas de espalda también pasa por quirófano en San Juan de Dios, pero no mejora de sus terribles dolores; y una cuñada que ingresa con fuertes dolores abdominales debe pasar por cirugía mientras tiene a su madre ingresada en otra planta. En las últimas semanas se ha cumplido esa máxima de si las cosas van mal, son susceptibles de empeorar.

Siendo un buen observador, cuando uno pasa horas, días y semanas en un hospital como La Candelaria, comprende muchas actitudes y aprecia el trabajo constante que realizan los profesionales médicos, especialistas, enfermeros, auxiliares, celadores... Nada digamos del personal de limpieza, que tiene las instalaciones como una patena. Allí no se para nunca, se trabaja noche y día por el bien del paciente, a quien profesan afecto y dedicación, pues es lo prioritario. Está fuera de toda duda que la sanidad que se practica es la mejor que se puede dar y el centro cuenta con aparatos sofisticados, que permiten adelantarse y actualizarse ante una enfermedad. Nuestro Servicio Canario de Salud es eficiente, pero los responsables políticos deberían estar más atentos y preocuparse por resolver algunas prioridades para mejorarlo, y no solo me refiero a las listas de espera en algunas especialidades o mejorar las urgencias, creo que los familiares de los pacientes merecen un aparcamiento asequible y en condiciones para no depender de los "gorrillas", que hacen su labor, pero no es lógico que uno tenga que fiarse y dejarle la llave de su coche a una feligresa para que le resuelva el problema y se lo aparque.

Otro problema que se presenta cada día es la falta de especialistas en traumatología, oftalmología, dermatología y muchas otras que padecen listas de espera interminables, pero esto no es óbice para valorar lo bien que funciona cardiología, oncología, o vascular, por ejemplo. Por otro lado, a muchos de esos expertos les quedan pocos años para retirarse o jubilarse, y si no se ponen las pilas desde ya, en Tenerife podemos tener un caos sanitario parecido al de las carreteras. De la misma manera hay escasez de médicos de familia y muchos centros de salud están saturados. La población aumenta y también el número de extranjeros que vienen a tratarse aquí, y en algunos casos tienen prioridad sobre los españoles, por eso me gustaría mucho saber si existe reciprocidad y si pagan sus facturas.

Urgencias es siempre el patito feo de la gerencia del centro por su saturación de enfermos en los pasillos o en cualquier rincón, pero por mucho que digan no es lo habitual. Un lunes a las tres de la tarde, entre el cambio de turno y una enorme cantidad de enfermos, ingresó mi mujer. Aquello parecía la calle El Castillo en pleno Carnaval, pero el personal triplicó su esfuerzo y todos fueron atendidos, aunque mucha gente olvida rápidamente que hay pacientes prioritarios. ¿Recuerdan la serie americana de los noventa, "Urgencias"? Los enfermos también eran atendidos en cualquier rincón.

En una ocasión, un gran amigo, de los mejores radiólogos de Tenerife, Francisco Toledo Trujillo, me dijo: "si quieres saber de medicina vete a Urgencias". No debemos quejarnos tanto porque tenemos una sanidad pública excelente. Lo que hace falta es mejorar las retribuciones, pues no hay derecho que un simple concejal de pueblo o un asesor del mismo tengan unos emolumentos superiores. Lo que necesita es más financiación, y los políticos tienen que comprender que es la mayor prioridad del país, lo dice la Constitución. Debe ser gratuita para todo el pueblo español.

Otro día me ocuparé de trabajo, vivienda y pobreza.

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