La ganadora de Eurovisión 2014 devolvió al festival las mayores cuotas de popularidad con su traje ajustado y brillante, su poblada barba y, sobre todo, su voz de contratenor y emotiva interpretación de "Rise like a Phoenix". Alter ego del austríaco Tom Neuwirth (1988), nacido en Colombia y criado en Alemania, Conchita Wurst contribuyó al reconocimiento de las diferencias con su mensaje de libertad y tolerancia y, ahora, entró en la lista de notables que reconocieron ser portadores del virus del sida.

Entusiasta participante en concursos y realitys en su adolescencia y dedicada a la música desde 2011, el espaldarazo de las televisiones europeas la lanzó al plano internacional y le otorgó un protagonismo activo en la lucha por la igualdad. La confesión de ahora desmontó el chantaje de una antigua pareja, "eliminó para siempre una espada de Damocles", mostró la solidaridad con los numerosos afectados, públicos y anónimos, y censuró a las autoridades por su desatención en las labores de información e investigación de una patología que, por sus altas cotas de contagio y mortalidad, fue calificada como la nueva pandemia mundial a caballo de los siglos XX y XXI.

Cuando las asociaciones civiles denuncian la reducción de las ayudas públicas y "la sociedad ha bajado la guardia ante los riesgos del VIH", la valiente acción de Conchita la sitúa en la nómina de famosos que, desde 1985 y con Rock Hudson a la cabeza, dieron un paso al frente y lideraron un frente de concienciación más amplio y eficaz que todas las campañas promovidas por las instituciones.

En esa relación figuraron el historiador y filósofo francés Michael Foucault; Earvin Magic Johnson, una de las estrellas históricas de la NBA; Freddie Mercury, cantante y líder del grupo Queen; el tenista Arthur Ashe; el bailarín y coreógrafo ruso Rudolf Nureyev; el campeón olímpico de salto Greg Louganis; el salsero puertorriqueño Héctor Lavoe; el bioquímico y divulgador de la literatura científica Isaac Asimov y, entre otros muchos, el mecánico tejano Ron Woodroff, cuya lucha en busca de vacunas y fármacos contra la enfermedad fue llevada al cine. Todos ellos contribuyeron a sacar el sida de la falsa, mezquina e interesada reducción que la situó en sectores y ambientes marginales y en el lejano y olvidado Tercer Mundo y la extendieron al conjunto de la sociedad.