Y estaba la gente al pie de la montaña cuando subió el joven hasta lo más alto. Y fue entonces que habló a sus discípulos. Bienaventurados los pensionistas, porque de ellos será el reino de los cielos. Porque aunque el sistema de pensiones tiene un déficit de quince mil millones al año, porque no se sostiene con los suelos de mierda de hoy, yo haré que el dinero se multiplique para que podamos pagarles a todos unas pensiones más dignas, aunque España es ahora uno de los países de Europa que más paga en pensiones.

Los discípulos y la gente que se había congregado aplaudieron, con lágrimas en los ojos. Y el joven siguió.

Bienaventurados los funcionarios, porque yo subiré sus sueldos. Porque aunque ahora estemos en los ciento veinte mil millones de euros de masa salarial y tengamos otra vez los mismos empleos públicos que antes de la crisis, multiplicaré el dinero para poder subirles las nóminas. Y eso lo haré por obra y gracia de dios padre, sin subir los impuestos a los pobres trabajadores y sin subir los miles de millones de deuda pública con que nos endeudamos cada año y que nos ha llevado a tener una deuda pública de un billón doscientos mil millones de euros.

Los discípulos, extasiados, gritaron su admiración y la gente asentía y se maravillaba. Y el joven siguió.

Vosotros sois la sal de la tierra. Yo quiero que todo el mundo sea rico y los panes crezcan en los árboles. Y para que eso pase no voy a subir los impuestos a los beneficios de los mercaderes, ni a los prestamistas, ni a los comerciantes, ni reduciré el número de sacerdotes y ayudantes, sino que por la gracia de mi padre, haré que el dinero se multiplique, porque en llegando nosotros, los elegidos, al trono terrenal, los cielos nos serán favorables y la hiel se convertirá en miel.

Y el joven siguió.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: No matarás, y el que mate será reo de juicio. Nosotros estábamos contra la prisión permanente revisable. Y después en contra. Y ahora a favor. Pero no es que nuestro juicio cambien con el voluble soplo de las encuestas electorales. Estamos en que en vez del ojo por ojo y diente por diente sea diente por ojo y viceversa. Y en verdad os digo que al final a aquel que robe a su hermano le va a caer la del pulpo y a aquel que mate a su mujer... pues ya veremos en función de si el pueblo está por endurecer las penas o por que se aplique la clemencia divina.

La multitud, extasiada, sólo podía asentir en un silencio respetuoso. Y el joven siguió predicando

Guardaos bien de los falsos profetas, que vienen a vosotros disfrazados de oveja, pero por dentro son lobos voraces que solo piensan en las poltronas. A los políticos los conoceréis por sus frutos. Todo árbol bueno da frutos buenos y todo árbol malo da frutos malos. Rajoy es un alcornoque. Pedro Sánchez es una higuera seca. Y Pablo Iglesias una hiedra venenosa. Cortadlos y arrojadlos al fuego porque así ahorrareis en la calefacción y al precio que está la energía saldréis ganando. Yo os prometo leche y miel. Y subir los sueldos y las pensiones. Porque haré multiplicarse la riqueza por la gracia de dios.

Toda la gente congregada alrededor de la montaña le ovacionó. Y entonces uno de los discípulos se acercó al joven y le dijo. Maestro, todos los que estamos aquí tenemos hambre, pero sólo tenemos doce panes y algunos peces en este saco que, como verás, no dan para saciar la necesidad de tantos pobres. ¿Puedes imponer tus manos y obrar el milagro de multiplicar estos panes y peces para que todos podamos comer algo?

El joven se acercó sonriente y miró el saco donde estaban los pocos alimentos. Entonces sacó de su túnica una tarjeta y se la entregó a su discípulo mientras volvía a sentarse. ¿Qué es esto, maestro?, le preguntó el discípulo. ¿Qué deseas que haga?

"Llama a Telepizza", le contestó lacónicamente Albert Rivera.