Dice la mejor candidata socialista para ganar unas elecciones y la peor para aguantar un pacto de Gobierno, es decir, Patricia Hernández, que Ángel Víctor Torres tiene información que ella no tiene. O es una exagerada muestra de veneración hacia el secretario general del PSOE o es una de esas afirmaciones que en realidad consiste en una negación. Ya sé que es enrevesado, pero los políticos son así. Si hacen caso de mi fina intuición y mi acreditada inteligencia, lo que doña Patricia está diciendo no es que Torres tenga más información, sino que es un pelanas.

¿Y a todas estas qué ha dicho el señor Torres? Pues admitió que un diputado socialista había actuado en contra de su grupo en el Parlamento de Canarias, en la votación para elegir a las dos nuevas consejeras de la Radiotelevisión canaria (una de ellas, por cierto, a propuesta del propio PSOE). Con ese voto, el misterios@ diputad@ no solo jodió extremadamente a las candidatas, sino a su propio grupo, a la seriedad de su partido y, especialmente, a la imagen de Ángel Víctor Torres, cuyo control del PSOE quedó a la altura de la capacidad del capitán del Titanic para ver hielos flotantes.

Arrebatada por la pasión, porque Patricia Hernández es así por la gracia de Dios -que se lo cuenten al exministro Ruiz Gallardón, al que todavía le duele el revolcón que le dio la entonces diputada- la tinerfeña ha dicho que de dónde coño saca Ángel Víctor Torres que el voto era de los socialistas. Que perfectamente podría haber sido de Coalición o de la Agrupación Socialista Gomera. "Debe saber algo que los demás no sabemos", dijo.

Torres, hasta hoy, que Dios me perdone, no ha demostrado ser una lumbrera. Pero tampoco es tonto de capirote. Y una cosa es que le haya tocado gobernar un partido con más grietas que un edificio de Calatrava y otra que no sepa que, normalmente, dos y dos suman cuatro.

Los tres partidos quedaron de acuerdo, para evitar fugas, en votar de la siguiente manera. Los 18 diputados de Coalición marcarían la papeleta con bolígrafo verde. Los 15 del PSOE con rojo (no había rosa disponible). Y los 3 de ASG en azul. Al final de la bochornosa votación -razón tiene Nueva Canarias en ponerla a parir- la presidenta Carolina Darias, no sé si sonriendo o no, contó 18 papeletas marcadas en verde, 3 en azul y 14 en rojo. Y una papeleta en verde y rojo, con lo que era nula.

No se trata de calcular un logaritmo neperiano, ni de resolver la conjetura de Poincaré, ni hay que echar mano de Sherlock Holmes. El voto que se fugó era uno de los quince. Era del PSOE. Porque, además, por mucha pasión que le ponga Patricia Hernández, lo que sale por detrás del perro suele ser la caca.