Y CHIRRIS, es la vestimenta tradicional de mujeres y hombres en Jaén, que utilizan en las grandes celebraciones y romerías, especialmente en el día de la patrona, la Virgen de la Capilla.

A punto de cumplir los 82, aún siguen frescos los recuerdos de cuando la familia se trasladó a la provincia de Jaén. Tenía 7 años e ingresé en el colegio Cristo Rey, donde reanudé los estudios del Catón, y aprendí aritmética los lunes, matemáticas los martes, historia los miércoles, geografía los jueves y gimnasia y urbanidad los viernes. Todo lo daba el mismo profesor, don Antonio Gómez del Moral, a quien tratábamos de usted los 50 chicos que convivíamos en el aula. Nada de llamarlo coleguilla, pues era un hombre serio y muy ilustrado, que se paseaba con una enorme regla de casi un metro de largo, dándose golpes en las manos. Lo hacía para amedrentar, porque jamás la utilizó con ningún chiquillo, aunque en una ocasión le dio un coscorrón a un chico, justo antes de decirle: "Tú no debes comer pan de trigo", y continuaba su paseo riéndose porque sabía que en esa época era de harina de arroz, redondo, con una costra negra por fuera y blanco como la nieve por dentro.

En aquellos años se formaba fila para entrar en clase, mientras subía la bandera y se cantaba. Así me aprendí de memoria el canto a Jaén que decía: "Bella ciudad de luz y sol de Andalucía, el corazón y el sol rendido a tus pastiras?"; que se convirtió en el himno oficial. También se entonaba el Cara al Sol y el nacional, como se escuchaban en Radio Jaén a diario las estrofas que dicen: "El campo de la Victoria, es el testigo ideal, de tus hazañas de gloria y de tu marcha triunfal?"

Me gustaría saber cuántos ciudadanos menores de cincuenta años se saben la letra del himno de Tenerife. ¿Existe? ¿Y el de Canarias? Se inventaron uno que ni siquiera el autor se sabe, pero tenemos el pasodoble Islas Canarias que ya es conocido mundialmente, y que con un simple arreglito en forma de marcha y el permiso de la familia del autor, podría valer perfectamente, tal y como ocurre en otras provincias. En Oviedo, las campanas entonan el "Asturias patria querida" a las ocho de la mañana y no pasa nada. Pero en esta España del siglo XXI queremos ser más papistas que el Papa, nos erigimos como demócratas y después impedimos que se le haga honor a la bandera o se cante el himno. A algunos les está dando una urticaria, pero el resto somos culpables por pasarnos la vida contentando a esos pocos, pero cuando España ganó el Mundial, hasta los más ignorantes entonaron un LA, LA, LA al sonar el himno. Con esta izquierda llena de odio y rencor no avanzamos, y se atreven a llamarnos retrógrados al resto.

Parece que este país está condenado a no respetar sus símbolos y nuestros hijos están creciendo con desamor a la patria. Envidia sana siento cuando veo a los franceses, ingleses, italianos o alemanes cantando sin complejos y con fervor, y nada digamos de los americanos. Sentir la patria nos hace mejores personas, y esto viene a colación de la sensible letra que ha escrito Marta Sánchez y que cantó días pasados en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, que está siendo un dolor de muelas para la izquierda política, esa que provocó una guerra fratricida entre hermanos, que produjo miles de muertos de ambos bandos y que tratan de ganar con las mismas armas, 70 años después de aquellos dolorosos acontecimientos. A ver si se enteran ya que Franco murió en el 75, ¿no dicen que somos una democracia?, ejerzan para lo que han sido designados y ocúpense de los problemas actuales y futuros, lo pasado es historia.

¡Bravo por Marta Sánchez!, por su valentía y amor a la tierra, porque ha sentido la morriña en la lejanía americana. Ya en su momento estuvo apoyando a nuestras tropas, entreteniéndolos con sus canciones, y ahora, celebrando sus treinta años de carrera y creando esa letra que representa el sentir de muchísimos españoles. No está mostrando sus inclinaciones políticas, es una gran artista que ejerce su libertad de expresión.

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