La sed de autogobierno que, en mayor o menor medida, afecta a nuestras comunidades desató una carrera legislativa para subir, bajar o modular el cincuenta por ciento del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. Trataron, y tratan, de ajustar los ingresos, cedidos por la hacienda estatal, a las necesidades de los territorios y a sus programas políticos. Salvados algunos tramos de la crisis -aún quedan muchos para la bonanza- decayó la acción de los legisladores autonómicos y, este año, solo La Rioja y Extremadura rebajaron sus impuestos. Cataluña -esto es: los secesionistas que la gobernaron y forman la única mayoría aritmética para ocupar la Generalitat- sigue en sus trece y encabeza la lista de las diecisiete autonomías en cuanto a cargas fiscales para las rentas bajas y medias bajas, que se sitúan por debajo de los treinta y dos mil euros y que, en ese tramo, reciben un salario neto inferior a los trabajadores del resto de España; es decir, para los segmentos ciudadanos más castigados por la crisis, muchos de ellos incluidos en el flanco independentista, pese al maltrato de su gobierno.

En este ranking resulta obligado señalar que Extremadura, Valencia, Aragón, Andalucía y Murcia superan la media de la presión fiscal pero, en su descargo, hay que decir que, en la última década, modularon las imposiciones, mientras la administración catalana se mantuvo inflexible y sus próceres, herederos en gran parte de la política y cultura pujoliana -pido humildemente la acuñación del adjetivo- no la han tenido, ni por equivocación en su repertorio dialéctico ni en sus preocupaciones éticas.

Esto significa que los catalanes que se encuentran en este nivel retributivo reciben un salario neto inferior que en el resto de comunidades autónomas. Entre 32.000 y 80.000 euros, Extremadura figura como la comunidad con una mayor presión fiscal sobre el trabajo y por encima de los 80.000 euros destaca la Comunidad Valenciana como el territorio con un mayor IRPF. Aragón, Andalucía y Murcia son tres comunidades que figuran en todos o prácticamente todos los niveles de renta por encima de la media en presión fiscal. Canarias, para consuelo doméstico, está en el tramo de menor presión sobre las rentas bajas, después de Madrid y las dos Castillas.