Pronto se cumplirán sesenta años desde que unos especuladores se dieran una vuelta por Las Teresitas, playa de arena negra en aquellos tiempos frecuentada por los vecinos de San Andrés y por algunos chicharreros portadores de bocadillos de tortilla, y vislumbraran en sus magines un formidable negocio que trasladaron a algún despacho amigo de la Casa de los Dragos, alterando el plácido, sosegado, tranquilo, suave y fácil trabajo (el régimen no toleraba críticas de ningún tipo) de los políticos y funcionarios que sesteaban continuamente. El fin era trastocar la vida de aquella zona de pescadores a los que se tenía olvidados en sus más elementales prestaciones tras una carretera sinuosa y perpetuamente peligrosa. Nadie, ni implicados ni fallos judiciales, ha aclarado al desorientado ciudadano el misterio que rodea a lo allí desarrollado, salvo la decisión del actual alcalde, José Manuel Bermúdez, de derribar, por orden de la Justicia, el negocio de los aparcamientos denominado mamotreto. Pero la nebulosa se extiende al litoral de todo el municipio que transcurre desde Añaza hasta Las Gaviotas y las ahora también congestionadas playas de Anaga, de envidiable arena negra igualmente, sin olvidar el anhelado proyecto "Sol y Sombra" que afectaría a una franja muy próxima al centro del Chicharro, que no es otra que la de Valleseco y sus muelles carboneros. Como es costumbre, las burocracias de las distintas administraciones dilatan el inicio de cualquier obra que afecte no ya a Santa Cruz, sino al resto de la Isla. El último desagravio ante estos olvidos se ha gestado en el Cabildo tinerfeño gracias al esfuerzo neuronal de su presidente, Carlos Alonso, quien ha nombrado a la Virgen de La Candelaria Presidenta Perpetua y Honoraria. Parece que es lo que, desesperadamente, se le ha ocurrido al bueno del mandatario insular para poder recibir una ayuda celestial (la terrenal no le funciona) y, entre otros trámites, salga adelante el convenio de carreteras y tratamiento de aguas. Junto al obispo Bernardo, quien con entusiasmo inusitado ha organizado un traslado de la Virgen a la capital, también el alcalde de Santa Cruz debería incorporarse a este vaivén piadoso de la imagen por carreteras y calles, por si desde lo alto pueden influir en el Gobierno de España, la mayoría de derechas y por tanto católico y del Opus, para solucionar el problema de los dineros y la mofa a CC y NC.

El despiste que circula por la bienamada Gerencia de Urbanismo es francamente notable. Sobre todo porque, en el momento que se anuncia el inicio de cualquier tipo de obras, estas suelen paralizarse por mor de autos del Tribunal Supremo, del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, del Ministerio de Medio Ambiente, de la Demarcación de Costas o, como es sabido, por una falta de entendimiento entre este último organismo y la oficina técnica municipal. La reciente amenidad de este departamento municipal saltó al aire la pasada semana, anunciando que decretará el cierre del restaurante de la Cofradía de Pescadores de San Andrés para que se concluya "el expediente de actividad clandestina", establecimiento que ha contado con la noble presencia en sus mesas de concejales de distintos gobiernos, a pesar de no tener licencia. El anterior caducó por "un error interno". Política pura. Ver para creer. Pero, aunque resulta difícil de asimilar, el Ayuntamiento ha tenido en cuenta los perjuicios que va a ocasionar esta decisión, y para paliar el cierre concederá a los dueños (¿) del restaurante una subvención de 30.000 euros para este año y otra, por la misma cantidad, en 2019. Lo cierto es que en Puertos Canarios están trabajando (¿desde cuándo?) para considerar el espigón en el que se ubica la cofradía como refugio pesquero. Los vecinos de San Andrés, como era de esperar, no están de acuerdo con estas minucias que se deciden muy lejos del barrio. Ya tenemos, pues, a dos administraciones en manos de una burocracia con distintos intereses. Tal vez tres: Costas.

Mientras se quitan de en medio al único restaurante de la playa, y para equilibrar la balanza, se sacan a concurso público ocho quioscos nuevos. ¿Ahora? Lo que todos esperan es que Las Teresitas se adecente de una vez (hamacas, sombrillas, baños), transformándola en la gran playa urbana legalizada definitivamente. Asimismo, el Ayuntamiento no ha recibido los 52 millones de euros, más intereses, por parte de Inversiones Las Teresitas, lo que resulta incomprensible para los legos en estas materias. Y es que van seis años desde que el Tribunal Supremo, tras una sentencia, ordenó la devolución de esta cantidad. Con estos dineros, el Consistorio podría acometer las obras necesarias no solo en la playa, sino en otras zonas de la ciudad. La confusión ciudadana, entonces, podría empezar a disiparse y, además, el litoral a despejarse? poco a poco.