En muchas guerras se produce eso que se llama víctimas colaterales. Ciudadanos que no tienen nada que ver con el enfrentamiento armado, pero que acaban pagando con sus vidas o sus bienes los conflictos de otros. Eso es lo que nos está pasando a los canarios con el crecimiento electoral de Ciudadanos y el nerviosismo que está produciendo esta circunstancia en la dirigencia del PP.

El miedo desencadena siempre una serie de reacciones en quienes huyen precipitadamente de un peligro. Los avisos de la pérdida de votos están produciendo en la cúpula del Partido Popular una huida hacia adelante que, por el camino, se está cargando la moderación y la sensatez política. Las relaciones entre Madrid y Canarias se están viendo intoxicadas por esa nueva circunstancia y a los hechos me remito: el descuento de residentes está en peligro, el convenio de carreteras no se firma y en general las relaciones entre el Gobierno de Madrid y el de Canarias se están tensando innecesariamente por la actuación de los populares canarios, que en vez de colocarse del lado de estas islas se han situado, como siempre, hombro con hombro con sus jefes peninsulares. La disciplina antes que la lealtad con los votantes de su tierra.

El PP está preso de un proceso de histeria política. Y se nota porque los errores son de bulto. Ha acusado a Canarias de enviar a Madrid un borrador convenio de carreteras donde hay vías que ya están hechas, poniéndolo como ejemplo de la chapuza con que se gestionan en estas islas las cosas. Parece increíble que los populares desconozcan que lo que se ha enviado es la adenda del convenio de carreteras, que se prorroga así y en la que figuran algunas obras que, efectivamente, están ejecutadas o en ejecución, no puede ser de otra manera en una prórroga, pero que deben figurar en ese documento porque sigue vigente. Y parece mentira que sigan sin admitir, a pesar de que hay una sentencia judicial en firme, que el Gobierno de Madrid incumplió unilateral e ilegalmente sus compromisos financieros con Canarias en obras de carreteras con financiación plurianual. Siguen afirmando que los recortes que se produjeron, de más de 700 millones, eran "de sobra justificados".

Ahora mismo, en el PP están viendo enemigos por todas partes. Es lo que pasa cuando el fantasma de las urnas aparece arrastrando las cadenas. Además de arremeter contra Ciudadanos, los dirigentes populares la están liando con todo el mundo llevados por un exceso de nerviosismo que deben controlar y calmar. Están histéricos. Los nervios son muy malos consejeros y todavía falta mucho para las próximas elecciones.

El desencuentro entre PP y Ciudadanos va a causar otro daño colateral: la prórroga de los presupuestos generales del Estado para este año. Parece que no habrá nuevos presupuestos, sino que el Gobierno se verá obligado a prorrogar los del año pasado. Y lo mismo podría ocurrir para el próximo año. Eso va a causar un impacto negativo en la prestación de los servicios públicos esenciales y en diversas políticas. Los que se creen los dueños del patio de colegio la están armando con su pelea por el territorio, mientras las cosas que necesita este país, y también Canarias, se retrasan. Si teníamos el problema catalán como fardo, ahora cargan sobre las espaldas de este país la pelea en el centro derecha, los de toda la vida y los nuevos. Qué poca responsabilidad.

Lo más deplorable de todo esto es que el papel del PP de Canarias sea el de enredar y aportar más confusión y crispación a las relaciones entre nuestra Comunidad y el Estado. Poniéndose siempre de parte de su partido en Madrid y en contra de los intereses que defendemos los que representamos a los ciudadanos de las islas. No es que lo digan los tribunales de justicia, es que lo dice el sentido común: si no existe financiación plurianual para determinadas obras de carreteras, no se pueden hacer, porque no se pueden trocear. Pasa con el cierre del anillo insular, que cuesta más de 300 millones, y pasa con el tercer carril de la autopista del Sur, entre el aeropuerto y la zona turística, que son más de 200 millones de euros.

El PP de Canarias tendría que ponerse del lado de estas islas, que han sido gravísimamente perjudicadas por recortes incomprensibles e injustificables en los peores años de la crisis. Tendría que ponerse del lado de los que defendemos que las tarifas aéreas tienen que situar a los canarios en pie de igualdad con los ciudadanos peninsulares, que disponen de inversiones de miles de millones en redes ferroviarias y autopistas de primera categoría. Ponerse del lado de los canarios implica, a lo peor, no salir en la foto, sino trabajar para convencer a su propio partido de que la mayor injusticia es no atender a las desigualdades.

Canarias no puede ser dos veces víctima del gobernar peninsular. Primero de la política de recortes y austeridad económica que nos secó de inversiones y ahora del miedo electoral. A los dirigentes del PP hay que cogerles de la manita, decirles que no tengan miedo, darles confianza, darles un abrazo, para que emprendan el buen camino. Que se les quiten los miedos y que defiendan estas islas, por lo menos aquellos que tienen en teoría la obligación de defender a su tierra.

*Presidente del Cabildo de Tenerife