Como era casi una obviedad, Luis de Guindos es el candidato oficial de España para ocupar la vicepresidencia del Eurogrupo. La designación de su candidatura no ha sido una ocurrencia, aunque sí una facultad del Ejecutivo. Todo hace pensar que las posibilidades de su elección están fuera de duda, pero habrá que esperar al último momento, porque siempre ocurre que es el último momento cuando se toman decisiones definitivas.

Hasta ahora, cualquier nombre español para ocupar puestos de mayor o menor relevancia en la Unión Europea se ha considerado casi un asunto de Estado y siempre, siempre, las candidaturas han sido propuestas por el Gobierno de turno en la certeza lógica de que los españoles, sea cual fuera el partido en el que militaran, apoyaban el nombramiento en cuestión.

En esta ocasión no será así. Pedro Sánchez ya ha anunciado que los socialistas españoles votarán en contra. Se considera desde el PSOE que ellos sólo apoyarían la candidatura de una mujer -sin duda las hay y además bien preparadas- y la propuesta en sí ni es, en principio, descabellada. Pero los socialistas han llegado tarde. Tan tarde que resulta inevitable ver en esta posición una disculpa para tomar distancias del Ejecutivo español.

Tiempo han tenido de plantear la cuestión al propio Gobierno. Si de algo se puede estar seguro es que si Pedro Sánchez se pone en contacto con Rajoy para hacerle saber la posición socialista, el presidente del Gobierno no le hubiera colgado el teléfono. Otra cosa es que hubiera aceptado la propuesta.

Son muchos los socialistas de la vieja y no tan vieja guardia que se han visto sorprendidos por esta propuesta de última hora. A ellos nunca les ha faltado el apoyo de los populares cuando de un nombramiento español se ha tratado. Sin duda, Sánchez crea un precedente, que es de esperar no se repita, que de ninguna de las maneras, cuando gobiernen, el PP les devuelva con la misma moneda. Y es que asuntos que trascienden a las siglas y, aunque alguno tache de patrioterismo barato apoyar a Guindos por ser español, lo cierto es que el rótulo que tendrá delante pondrá la palabra "España". Hacernos entre nosotros estas piruetas nos descalifica como país y descalifica, más de lo que ellos suponen, a quienes provocan el desencuentro.

Sería estupenda una candidatura femenina, pero no es razonable presentarla en el último momento, sin previo aviso y sabiendo de antemano que nada va a cambiar. Que si Guindos no saliera elegido no sería por la negativa de los socialistas españoles y si, como se prevé, resulta electo, nada tendrá que agradecer al primer partido de la oposición.

Los socialistas se han equivocado; su propuesta se ha evaporado, ha sido una pequeña humareda y todo por hacerlo tarde y mal. Los tiempos -ay, los famosos tiempos- son tan importantes como las decisiones de fondo y, en esta ocasión, el PSOE ha llegado a destiempo, que es tanto como no llegar.