Concepción Arenal tuvo que vestir con ropa de hombre para cursar, entre los secretos de género, la carrera de Derecho en la Universidad Central de Madrid. El acceso al templo de la sabiduría estaba vetado a las mujeres a finales del siglo XIX. Esta mujer adelantada a su tiempo comenzó a escribir sus ensayos, en los que determinaba sus creencias morales y feministas a manera de protesta por una sociedad tradicionalista. Carmen de Burgos fue una periodista, escritora, traductora y activista de los derechos de la mujer española. Se la considera la primera periodista profesional en España y en lengua española por su condición de redactora del madrileño Diario Universal.

Emilia Pardo Bazán pasó a la historia por convertirse en una de las grandes activistas de los derechos de la mujer española. Se casó a la edad de 16 años, pero su matrimonio fue una experiencia terrible para ella. Decidió abandonarlo todo y hacerse con el título de maestra, donde lo ejercería en una escuela de Guadalajara.

Margarita Nelken, política española, una de las representantes del incipiente movimiento feminista en España durante la década de 1930. Ha pasado casi un siglo, casi un cambio de era en el que el progreso se ha convertido en la nota histórica para catalogar historiográficamente estos años, sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer para culminar el avance social. A día de hoy, millones de mujeres siguen luchando por tener una educación adecuada, puestos de trabajo mejor remunerados o hacer respetar su imagen y su cuerpo.

Según un estudio recogido por el periódico 20minutos, en una década, la brecha salarial entre hombres y mujeres apenas se ha reducido. Si en 2007 los hombres ganaban de media al año 5.836,4 euros más que las mujeres, los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes a 2016 revelan que esa distancia sigue siendo casi la misma: ellos cobran 5.982,42 euros más que ellas.

No solo en los salarios, también en las pensiones el panorama sigue siendo digno del oprobio: si la brecha salarial es del 23,2 %, a la hora de cobrar una pensión de jubilación la distancia aumenta al 37,95 %. La pensión media de jubilación para las mujeres es de 742,81 euros, mientras que entre los hombres asciende a 1.197,19 euros, una diferencia de 454,38 euros.

El techo de cristal es una realidad, y los guarismos nos llevan al engaño, dado queuno de cada tres jefes intermedios en la Unión Europea es una mujer, aunque cobra un 23,4 % menos que sus compañeros hombres en el mismo escalafón, según una estadística de Eurostat. De los 7,3 millones de personas en posiciones de jefatura intermedia en la UE, 4,7 millones (el 65 %) son hombres, y 2,6 (35 %), mujeres.

Además, la pobreza y la exclusión también se presentan en las mujeres en un contexto poco esperanzador: en España existen 1,4 millones de mujeres en edad laboral (el 32,2 %) que están en situación de pobreza o exclusión social, y afecta principalmente a las jóvenes de entre 16 y 29 años, desempleadas de larga duración con responsabilidades familiares no compartidas y sin estudios; desde 2008, la tasa de pobreza y exclusión en mujeres en edad laboral se ha disparado nueve puntos porcentuales hasta situarse en el 32,2 % actual, lo que supone 1.395.462 personas. La metáfora de la realidad aterrizó hace unos días en Tenerife, en un claro ejemplo de que el camino está aún por cruzar. Una imagen, en la presentación de la Copa Mundial de Baloncesto Femenino: trece representantes hombres y una mujer. Y, por si acaso, el obispo de Tenerife.