Un año más, el Gobierno ha dispuesto que las pensiones para 2018 solo se revaloricen un 0,25 %. Con esta "subida", los más de nueve millones de pensionistas volverán a perder poder adquisitivo un año más, al aumentar su pensión menos que el IPC anual, que debería servir de referencia. Recordemos que en el año 2017 los pensionistas perdieron un 1,75 % en función de lo que subió el coste de vida, y este año ocurrirá lo mismo.

Parece poco serio, por no calificarlo de otra manera más contundente, que subiendo cada año el IPC entre el 1 % y el 2 % el Gobierno vuelva a subir las pensiones el 0,25 %. No vale justificarse diciendo que no hay más dinero en el fondo para pagarlas con un incremento mayor, porque, en primer lugar, no se debería haber "tocado fondo", sino haber administrado mejor. Y, en segundo lugar, porque las pensiones no contributivas deberían pagarse de los presupuestos del Estado y no del fondo de pensiones de la Seguridad Social, puesto que esos pensionistas no han contribuido a engrosar dicho fondo.

Incrementar un 0,25 % la pensión a los jubilados cuando los políticos se suben su sustancioso sueldo un 1 % sin dar explicaciones supone una falta de consideración y una burla para los pensionistas, ya que llevan varios años cobrando su pensión con un incremento por debajo del coste de la vida, porque la comida, la vivienda, los suministros, etc., suben sin piedad. Todo sube menos las pensiones. Por eso, el incremento que el Gobierno concede a los jubilados es tan miserable que no puede ni debe considerarse como una subida, ya que es una tomadura de pelo, una burla.

Con esta mezquina subida el Gobierno no podrá sorprenderse de que los nueve millones de pensionistas que hay en España expresen su disgusto realizando movilizaciones, se quejen en las redes sociales, en los medios de comunicación y apliquen un castigo en las próximas elecciones.

¿Por qué a los jubilados, entre los que hay muchas viudas percibiendo una mísera pensión, se les sube la pensión anual un 0,25 % mientras que a la clase política, tan favorecida con su sueldo y privilegios de todo tipo, se les incrementa un 1 %?

El sentir general entre los pensionistas es que la subida del 0,25 % es escasa, ya que a la mayor parte de ellos les supone entre uno y dos euros más al mes, y sobre todo porque la evolución de las pensiones cada vez se aleja más del incremento del IPC, que tanto repercute en su calidad de vida, a la vez que supone un agravio comparativo al comprobar que la clase política se sube sus generosos sueldos sin rechistar.

En efecto, el sueldo base de un diputado es de 3.126,52 euros mensuales, más dos pagas extras. Si forma parte de alguna comisión recibe además entre 775,15 y 1.590,30 euros más al mes. Pero si ostenta algún cargo, como portavoz, secretario, etc., en el peor de los casos percibe también 2.318,96 euros más al mes. Todo esto además del sueldo que perciba de su partido. Pero es que, también, por el concepto de dietas, si el diputado reside fuera de Madrid, cuando se traslade a la capital percibe 1.823,86 euros mensuales, pero si reside en Madrid su dieta es de 870,56 euros.

El Congreso les paga las cuotas a la Seguridad Social, derechos pasivos y otras ventajas como un plan de pensiones, póliza de accidentes, así como otros muchos privilegios.

¿Y quién paga todo esto? Nosotros, que hemos o estamos trabajando y contribuyendo para lograr una pensión de vergüenza, mientras que a los políticos se les sube el sueldo un 1 % porque les parece poco lo que cobran. ¡Váyanse por ahí, hombre!