Chacho, la que se ha liado. Ha sido abrir el pico el tal Iceta, líder socialista de los catalanes, diciendo que se le perdone la deuda pública a Cataluña, y lloverle encima una manta de palos. Porque es que la gente está muy quemada. La peor ha sido Susana Díaz, a la que le ha faltado mandar a su vivaracho compañero a la quinta puñeta. La presidenta de Andalucía considera que sería una tomadura de pelo muy gorda "pagarles la fiesta" a los catalanes.

España es lo que es no porque tenga ejército, bandera y selección de fútbol, sino porque existe una Hacienda que cobra, devuelve el dinero en servicios y establece un sistema de solidaridad entre territorios. Y para que todo eso funcione tiene que existir un gobierno central. El nuestro dijo que había que ahorrar y ser austeros y los catalanes se lo pasaron por el forro.

Al mundo desarrollado le estalló la burbuja del crédito y del ladrillo. El precio de las viviendas se fue al carajo después de haberse puesto por las nubes. Y los ciudadanos, entrampados con créditos e hipotecas, se fueron detrás por el sumidero, cuando perdieron sus trabajos o les rebajaron el sueldo. Países como Grecia, Portugal, Irlanda, Islandia o España se acercaron vertiginosamente a la quiebra y se dieron cuenta de que ya no se podía seguir gastando más de lo que se ingresaba cada año. Sencillamente porque para gastar más de lo que tienes necesitas que alguien te lo preste. Y nadie le presta al que está arruinado.

Mientras toda España entraba en coma, con recortes y austeridad, impuestos con mano de hierro por Hacienda, en Cataluña seguían descorchando presupuestos como en los tiempos de vino y rosas. El sector público siguió creciendo a pesar de la crisis, de forma tal que desde 2007 hasta 2016 el número de trabajadores públicos catalanes subió en 17.600 personas hasta llegar a los 165.000 empleados. Según el Banco de España, la deuda catalana alcanzó en el año pasado más de 72.000 millones, lo que supone un incremento del 11,6% anual (unos 8.000 millones más). Es más del doble del que se ha producido en la deuda de la administración central y el triple que la del conjunto de las administraciones públicas.

Pues esta peña quiere que se le perdone una parte del dinero que deben. O lo que es lo mismo, que la pague el resto de los ciudadanos del Estado. Porque la deuda no es con Madrid, sino con los prestamistas europeos, y alguien tendrá que terminar apoquinando. Y eso lo dicen después de liarla con un referéndum de independencia, con la mitad del gobierno autonómico en el talego y la otra mitad huida a Bruselas y con unas elecciones convocadas para dentro de un mes. Hay que tener dos butifarras.

Igual es porque la niñez sigue jugando en su playa, pero Iceta ha dicho una estupidez del tamaño del Mediterráneo.