En estas épocas de continuas celebraciones me cuesta recordar todas las efemérides, pero sin duda la de hoy, 25 de noviembre (Día Internacional de la Violencia contra la Mujer), no debe caer en el olvido.

A esta fecha son 45 las víctimas mortales en toda España, la misma cifra que en todo el año pasado, y lo que es peor aún, uno de cada cuatro jóvenes cree que la violencia machista es "normal" en la pareja. Así de duro, siguiendo la estadística pura y extrapolando, ocho jóvenes de la clase de mi hija pensarían que la violencia es lo corriente.

Canarias no está alejada de esta realidad. Las Islas suman 86.555 denuncias por violencia de género desde enero de 2007 hasta la actualidad, pero la violencia no son las cifras, la violencia son personas y de ellas quiero seguir escribiendo.

Como esposo y padre de dos niñas, una que se me ha hecho grande y está en edad adolescente, sólo hay una forma de erradicar a "largo plazo" este drama social y pasa, como muchos aspectos en la vida, por la educación.

La educación debe ser entendida en el sentido amplio. Hablamos de educación en las escuelas, así como en el hogar. Ambas son importantes.

El papel del colegio o del instituto tiene que ir más allá de las asignaturas de lengua, historia o matemáticas. Es decir, tiene que haber una verdadera apuesta por "educar en valores", porque esa formación es la que nos hace ser personas, adquirir valores cívicos, que al fin y al cabo es lo que necesita esa sociedad, porque cada vez está más deshumanizada.

En la vida hay que tener una motivación para lograr un objetivo, y mis hijas son mi motivación para intentar poner un granito de arena que permita erradicar esa lacra social que es la violencia contra la mujer.

No hay día de mi vida en que no trate de trasmitir a mis hijas que no están solas y que sus padres les escuchan. Cuando hablo de escuchar lo hago en el sentido más amplio. Como bien dice una amiga y compañera "queremos escucharte, oír es otra cosa".

Escuchar es sensibilizarnos, escuchar es denunciarlo, escuchar es no admitir ni un chillido más, escuchar es ante todo "actuar" y dejar la pasividad.

Pero además de educar, hace falta actuar "a corto plazo", para que así nuestras próximas generaciones puedan cambiar el chip "a largo plazo", ya que la violencia contra la mujer es una realidad que desgraciadamente está instalada en las entrañas de nuestra sociedad.

Una realidad que pasa porque se ofrezcan los mecanismos e información suficiente para que las mujeres denuncien. Hay que recordar que sólo un 20% de las mujeres asesinadas en el 2017 habían presentado denuncia.

Por eso desde el minuto cero en Ciudadanos (Cs) hemos estado empujando para que de una vez por todas se lograra un gran Pacto de Estado sobre Violencia de Género, porque la violencia de género, al igual que la Educación, debe ser cosa de todos, sin colores políticos, sin ideologías, pero también dedicando tiempo y recursos.

Hace unos meses nuestro presidente del Gobierno de Canarias, el señor Fernando Clavijo (CC), declaraba que la violencia machista más que "un fallo del sistema en sí", se trataba de "personas individuales que por muchas circunstancias al final acaban cometiendo este tipo de crímenes".

La realidad es otra señor presidente: Es responsabilidad de todos luchar contra esta lacra, y no cabe justificación ninguna.

Por tanto, luchemos por implantar el Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Luchemos porque a corto plazo no haya más mujeres en el mundo, en España y en Canarias que tengan que denunciar estos hechos. Luchemos por acabar con esta lacra. Luchemos por implicar a toda la comunidad masculina y femenina en esta causa, para que así a largo plazo no tengamos que "llorar más a nuestras hijas".

*Portavoz autonómico de Ciudadanos (Cs) en Canarias