La situación de Cataluña continúa centrando la atención de la mayoría de los españoles y, también, de buena parte de los europeos. Son muchos los que no entienden cómo se ha podido llegar a este punto y demandan un poco de cordura. El discurso pronunciado por el rey, el pasado martes, debe servir de guía a la hora de buscar responsables, pues con tanto revuelo se tiende a perder la perspectiva de lo que realmente está ocurriendo en la comunidad catalana. Sin perder de vista las palabras de Felipe VI y su solicitud de que se asegure el orden constitucional, hay que seguir adelante. Eso sí, teniendo en cuenta que este conflicto ha hecho cambiar notablemente el contexto político del país, provocando, por ejemplo, que se tengan que prorrogar los presupuestos. Tampoco se debe descartar que Mariano Rajoy se vea obligado a adelantar las elecciones generales. Esta modificación del escenario tendrá también consecuencias en Canarias. El aplazamiento de las cuentas estatales, sin ir más lejos, supone un duro golpe para las Islas, pues de ellas depende la renovación del convenio de carreteras o que los billetes para volar a la Península vean rebajado su precio. La convocatoria de unos nuevos comicios podría incluso variar la aritmética parlamentaria y que CC y NC perdieran el protagonismo que ahora ostentan, con lo que, no hay que engañarse, las promesas del PP serían otras. No se trata de abrir la caja de los malos augurios. Solo avisar de que el decorado puede cambiar en España y, por tanto, en Canarias. De momento, los presupuestos de 2018 han sufrido un parón y eso para las Islas no es bueno.

Casi medio mes después del cierre de la piscifactoría de Aguamansa, en La Orotava, el responsable de Medio Ambiente del Cabildo de Tenerife, José Antonio Valbuena, dio la cara y expuso su versión de lo allí acontecido. Sus explicaciones sobre la posible contaminación del agua, no obstante, dejaron bastantes dudas. Aunque lo peor fue su falta de coraje para asumir responsabilidades. Si ya es grave que haya tardado catorce días en aparecer, peor aún es que ni siquiera se ruborice al asegurar que desconocía las irregularidades -falta de permiso y controles- de la citada instalación y que atribuyera la responsabilidad "al canalero" o propietario del agua, ya que es el que decide a dónde va parar esta. Por no hablar de la tesis que mantuvo sobre la muerte de las truchas. Lo que hizo Valbuena el jueves es lo que popularmente se conoce como escurrir el bulto. El presidente del Cabildo debería llamarle a capítulo.

El rector de la Universidad de La Laguna, Antonio Martinón, que hoy aparece en EL DÍA en una extensa entrevista, debe reflexionar acerca de lo que está pasando en la ULL desde que asumió el cargo, pues son ya unos cuantos los embrollos en los que se ha visto inmerso. Por un lado, dos vicerrectores decidieron abandonar el barco, por diferencias con su gestión. Esta semana se desveló su enfrentamiento con Basilio Valladares, director del prestigioso Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública. A ello hay que sumar los reproches de algunos cargos intermedios. Es evidente que algo está fallando.