En el escenario político del Cabildo de Tenerife la lealtad institucional ha caído en desuso. Y cuando se abandona esa actitud tan noble y necesaria como es el respeto y el afán constructivo, lo cierto es que se causa un grave perjuicio a las instituciones y se daña gravemente la confianza que los ciudadanos deben depositar en ellas.

Más allá del concepto de lealtad institucional, a veces se trata de una cuestión de cortesía, de mera educación. El simple hecho de no avisar a los legítimos representantes del pueblo (alcalde y concejales de todos los grupos políticos) cuando desde el equipo de gobierno insular (CC-PSOE) se realiza una visita a un determinado municipio que no es de sus propias siglas políticas, es un mal gesto que daña a la calidad democrática y proporciona una imagen lamentable a los vecinos, muy alejada de la búsqueda de la cooperación y consenso entre todos los partidos por el bien de los ciudadanos.

Esto se llama sectarismo, porque supone anteponer los intereses partidarios y electorales a los generales. Y, a la larga, desemboca en un gravísimo deterioro del prestigio de la clase política y una desconfianza de la ciudadanía en los responsables públicos y en el sistema democrático.

No es esto lo que el Partido Popular desea para nuestro país y, más en concreto, para nuestra Isla. Por ello, vamos a seguir practicando la lealtad institucional allá donde estemos en posición de gobierno y la seguiremos reivindicando en el resto de las instituciones, como en el Cabildo Insular.

Pero sabemos que no va a ser fácil. En el pasado pleno sobre el debate del estado de la isla, CC y PSOE desestimaron una propuesta de nuestro grupo solicitando precisamente la recuperación de la necesaria lealtad institucional.

Nuestra petición no era una ocurrencia. Ha sido producto de los demasiados ejemplos de deslealtad institucional acaecidos y denunciados en los últimos tiempos. Es fruto de casos concretos que han ocurrido en Candelaria, La Guancha, Los Realejos o Santiago del Teide, entre otros, donde el presidente del Cabildo de Tenerife y su equipo nacionalista acudieron a visitar obras o a celebrar reuniones relativas a los asuntos municipales sin avisar a los representantes de los respectivos ayuntamientos. Motivo: los gobiernos municipales no eran de su mismo signo político.

Es grave que se produzcan estos casos sea cual sea el color político del gobierno municipal afectado. Pero entiendo que resulta aún más lacerante que ocurran este tipo de descortesías institucionales en municipios donde el grupo de gobierno lo lidera el PSOE, socio de Carlos Alonso en el gobierno insular. Ha ocurrido en Candelaria, en Arona, en Guía de Isora y Adeje, entre otros municipios. Y lo más sorprendente es que los socialistas del Cabildo Insular se tragaron el sapo sin rechistar.

Por eso confieso que no me extrañó el rechazo del Grupo Socialista a nuestra propuesta de recuperación de la lealtad institucional. No me extrañó a pesar de que el mismísimo Carlos Alonso montó una memorable bronca cuando a la entonces vicepresidenta del Gobierno de Canarias, la socialista Patricia Hernández, se le ocurrió visitar las obras del Hospital del Sur sin avisar al presidente del Cabildo.

Callaron entonces y callan ahora. Sobran las interpretaciones sobre qué papel es el que ha aceptado el PSOE en el Cabildo de Tenerife y cuál es el motivo de que su presidente, Carlos Alonso, se sienta tan cómodo con el actual pacto de gobierno. ¿Dije cómodo? Más que cómodo. Podría decirse que gobierna solo y a sus completas anchas.

Pero lo que haga el PSOE con su dignidad política es asunto de ellos, y ellos deberán resolverlo y explicarlo ante su militancia y votantes. Lo que interesa al Grupo Popular es que se recupere la lealtad institucional del Cabildo de Tenerife con todos los municipios de la Isla, con independencia de su color político. Y aunque nos hayan negado un pronunciamiento institucional en este sentido en el debate sobre el estado de la isla, lo vamos a seguir reivindicando por activa y por pasiva, porque entendemos que así es como se enriquece la democracia y como se recupera la confianza de la ciudadanía. Espero de verdad que el equipo de gobierno insular entre en razón y anteponga en el futuro el respeto institucional y la cortesía con las personas al sectarismo ramplón.

*Portavoz del Grupo Popular en el Cabildo Insular de Tenerife