Cada vez que leo una declaración de Willy Toledo me río a carcajadas. Es como un bufón del humor negro, solo que él y Podemos creen que es el mismo Karl Marx reencarnado. Pésimo actor, candidato a todo y premio a nada, este niño de papá hijo de un prestigioso cirujano torácico se ha convertido en la vergüenza de España entera. Sus allegados confiesan que desde niño siempre quería ser el centro de atención, que era soberbio y caprichoso, y que sin capacidad alguna quiso ser actor. Tras la atroz detención de Leopoldo López, líder de la oposición al régimen del tirano Nicolás Maduro, el zoquete de Willy entiende que la cárcel es su sitio natural: "Si excluimos el hoyo y las toneladas de tierra que tenemos preparadas para los fascistas como él", y termina en su sermón en Facebook con un "ahí te pudras". Pero estas salidas de tono parece que ya las tenía en clase de chico, donde algunos compañeros aseguran que nunca tuvo muchas luces.

Su relativa popularidad se produjo con un empujoncito que lograron darle en la serie "7 vidas" y luego con otro enchufito que le consiguió su compañero de estudios Ernesto Alterio en "Al otro lado de la cama". A partir de ahí, nada. Hoy fuera de España, este icono del pensamiento moderno considera que en su país no le dan trabajo por ser un librepensador, y lo que pasa es que, como actor, es malo de solemnidad. Y hoy, sin darle un palo al agua opina de todo. Yo me río de sus previsibles y anacrónicas salidas. Al fin y al cabo, es como tener un hermano tonto.

@JC_Alberto