La celebración de los conciertos de Aerosmith, Luis Fonsi, Ruben Blades, Nicky Jam y el próximo de Maluma habrá significado 3,7 millones en ingresos para la economía de Santa Cruz. Pero además, ha conseguido que la ciudad y la isla den un salto cualitativo en el circuito internacional de eventos de este tipo. En toda la promoción mundial de la gira de Aerosmith, por ejemplo, figura nuestro nombre entre ciudades de primera. Pero resulta que algunos habitantes de nuestra capital se oponen a la celebración de este tipo de festivales. Los mismos puñeteros vecinos que se jactan de criticar que Santa Cruz adolece de actividad suficiente son los que quieren limitar el sonido de un concierto a unos mínimos con los que los artistas no quieren trabajar. Acaba de ocurrir en el concierto de Rubén Blades, donde el sonido dejó mucho que desear y las quejas han sido infinitas.

Pero no es la primera vez, en 2015, cuando vino Juan Luis Guerra, el concierto estuvo a punto de suspenderse por las limitaciones del sonido. Y me temo que no podemos permitirnos a esa clase de vecinos incapaces de entender que tenemos cuatro conciertos al año y que no debemos dejarlos escapar, sino por el contrario ir a más. Por si fuera poco, las puestas en escena duran solo hasta las 11.30. Hoy, cuando muchos empresarios luchan a brazo partido por salir adelante y sacar del mismo modo a Santa Cruz, es indeseable que estos cuatro gatos nos agüen la fiesta a todos. Vamos, digo yo.

@JC_Alberto