Comentaba con Elfidio Alonso las grandezas de una isla pequeña y nos vino a la memoria la frase "En El Hierro hay de lo que no hay". Frase que al enunciarla así, a bote pronto, da la sensación de que abundamos en la paradoja y que resulta ilógica para la compresión si no damos con su verdadero sentido.

De pequeños, cuando se nos reprendía por alguna travesura o destacábamos por algo que hacía significarnos por encima de otros, ahí estaba la sentencia de "eres de lo que no hay".

Efectivamente, lleva implícito que la acción que habías determinado estaba fuera del alcance de lo normal, de lo cotidiano y que nos excedíamos bien en lo positivo o en lo negativo. Recuerdo cuando andábamos por tierras castellanas, donde consumimos los años de la licenciatura de Medicina, y en alguna conversación con compañeros de otras islas no entendían lo que queríamos decir, y al explicárselo ya lograban dar con el sentido antropológico de la frase herreña.

Y en la isla existen múltiples referencias, inacabables que se encaminan al espacio "que en El Hierro hay de lo que no hay". Existe el silencio que nos canta al oído cuando contemplamos un mar igual, pero distinto; o cuando las nubes en una celeridad histórica se nos escapan por la inmensidad contemplada desde Jinama o desde La Peña, donde las gaviotas se hacen sus carantoñas de siglos.

Existe el conservadurismo ejemplarizante en el trato humano; cuando no existían las notarias, y ahora mismo, cuando el acuerdo sobre cualquier asunto se refrendaba con un apretón de manos o con una palabra de aceptación. La palabra del herreño era sagrada, era ley; y lo sigue siendo.

Cuando nos encaramamos a las crestas de Malpaso y contemplamos El Julan y se deslizan por la memoria histórica de tagorores o bimbaches hace que nos situemos en una identificación que llega hasta el estremecimiento.

Si nos adentramos por la vereda que conduce por entre "Los Lomos" hacia donde estuvo el Garoe, nos asalta por todos los recovecos la leyenda que sigue viva en la memoria de los herreños. Y que ha sido imperativa para retrotraernos a las sequías que sufrió la isla, sobre todo la del 48.

En el Hierro hay de lo que no hay en muchas partes del planeta, no te acerques a la isla a la búsqueda de poder encontrar lo que ya conoces y que crees que allí vas a dar con ello. Estarás equivocado, encontrarás en la isla de lo que no hay.

Sobre todo, una historia inigualable para los que se acercan y un futuro en el imaginario de los que luchan desde la isla para que continúe siendo así, para que en El Hierro haya de lo que no se podrá encontrar en otros lugares.