Para muchos fue una sorpresa que el primer mensaje del PP de Canarias a Coalición, para formar gobierno, se lanzara a través de los medios de comunicación. Pero es que nos equivocamos en el destinatario. Asier Antona, en realidad, no estaba dirigiéndose a los nacionalistas, sino a su propio partido. Como quien no quiere la cosa, Antona hizo pública la disposición del PP a entrar en el Gobierno más que nada para refrescar la memoria de las jerarquías en Madrid, abstraídas en las muchas vías de agua que tienen que tapar (entre escándalos, dimisiones y procesos judiciales) y recordarles que aquí abajo hay gente esperando la caída de la hoja. Por eso lanzó el barco a las aguas. Y por eso salió Maíllo, desde Madrid, poniendo la pata en el freno y diciendo que sí pero que no y que todo lo contrario y que todo se verá aunque de momento no hay nada que ver. O sea, reculando ligeramente.

Aprobados los presupuestos, los populares canarios piensan que han desaparecido las condiciones objetivas para estar en la dulce y fresca sombra del almendro de la oposición. Y que las cautelas que había establecido Rajoy para que no se alterara el delicado equilibrio de intereses que tenía con Canarias ya no existen. Eso es mucho suponer. Porque Rajoy ha tejido una alianza duradera con Ana Oramas (CC). Y pudiera ser que el destino del PP de Canarias siga siendo el de un leal socio parlamentario que apoya el gobierno desde el otro lado del muro. Ya lo veremos, porque de momento no hay nada claro excepto que la decisión no se va a tomar aquí.

El mapa político de las Islas ha cambiado. No hay mayorías claras ni se las espera. El bipartidismo ha muerto. Pero el nuevo escenario mantiene tercamente el hecho de que Coalición Canaria ocupa un espacio de centralidad. Sigue siendo el común denominador; el socio principal de las alianzas verosímiles. En lo que queda de legislatura esa mayoría se alcanzaría con el PP y la Agrupación Socialista Gomera de Curbelo. En la próxima, vete a saber.

Que ASG sea fundamental para dar mayoría al nuevo gobierno no es una coña marinera. Al final, todo el paripé para la reforma electoral y los esfuerzos por imponer en Madrid un cambio de representación pueden quedar en agua de borrajas. Es difícil pensar que Curbelo permita que La Palma, La Gomera y El Hierro salgan lesionadas en una reforma que tiene que contar con sus votos para gobernar. A la chita callando, los tres diputados gomeros son la llave para un nuevo pacto y van a disponer de la capacidad de imponer una alianza que salve la triple paridad fundacional de Canarias.

Para impedirlo sólo cabría especular con un acuerdo de los nacionalistas de Nueva Canarias y Coalición. Un proyecto que hoy parece muy lejano por las diferencias ideológicas y los protagonismos políticos. La luna de miel que en cierta forma han vivido los dos partidos mientras ordeñaban a Montoro es flor de un día. Muerto el presupuesto se acabó el romance. A Román Rodríguez y su tropa le queda la esperanza de que el nuevo Parlamento que salga de las futuras elecciones permita una mayoría de las fuerzas de la izquierda. Pero esa esperanza tiene pinta de quedarse en eso.

Si no hay reforma electoral antes de las próximas elecciones y no se aumenta el número de diputados de las grandes islas, la única gran novedad será la entrada de Ciudadanos en la cámara legislativa canaria. Eso les costará algún escaño a los actuales partidos. Los socialistas canarios van a atravesar las tormentosas aguas de una lucha intestina por el poder regional, con un enfrentamiento nada fácil entre diferentes corrientes y liderazgos. Por muy bien que resuelvan sus enfrentamientos no es previsible que lleguen a las próximas elecciones en plena forma. Y Podemos ha gestionado tan rematadamente mal su éxito electoral en las Islas entre enfrentamientos internos, purgas y "divergencias" con Sí se Puede, que todo hace pensar en un retroceso de sus apoyos. La izquierda no está en su mejor momento.

Lo que todo esto viene a dibujar es que, si no cambian los vientos, una alianza de Coalición Canaria con el PP y ASG, dentro o fuera del Gobierno, según haya permiso de Rajoy o no, puede tener proyección en el futuro inmediato. Si no convierten sus acuerdos en un circo de tres pistas (porque la tendencia a la entropía en Canarias es una constante de la física política) el "mènage à trois" -tres en la misma cama- podría funcionar de nuevo en el futuro parlamento canario. Esas son las cuentas que están haciendo los que saben sumar. Los que sólo saben dividir y restar, por suerte para ellos, están en el equipo contrario.