La continua judicialización de la vida política está sumiendo en la parálisis a demasiadas instituciones. El afloramiento de continuos casos de corrupción está logrando que los funcionarios tarden lo indecible en sacar adelante expedientes que antaño salían adelante en un periquete. Nadie se quiere pillar las manos y acabar siendo investigado o condenado. Y esto, que se produce hoy por la irresponsabilidad de muchos políticos y burócratas, está sumiendo en la inoperancia a muchos departamentos de la cosa pública. Si algunos eran lentos antes, ahora hay que sumarle las mil vueltas que le dan a cada papel con el propósito de no meter la pata. Lo cierto es que esta desquiciante lentitud quien la está pagando es el administrado: es decir, todos nosotros.

Cualquier actuación sobre el terreno se ha convertido en una odisea de sacar adelante en toda España, en toda Canarias y en cada municipio. Y así, ni se ejecutan los presupuestos en las administraciones, ni avanza la economía, ni se generan puestos de trabajo; pero además se acaba con la ilusión de cualquiera. Y si el terror de los funcionarios es hasta entendible, digo yo que habrá que poner una solución que espero que no sea incrementarlos en número. Da igual que sea una licencia de obra menor o una recalificación de terrenos; hoy por hoy, si quiere sacar algo adelante: ármese de paciencia o dese por jodido.

@JC_Alberto