La presentación de la candidatura a la Secretaría General de CC en Gran Canaria, por parte del vicepresidente y consejero de Obras Públicas y Transportes del Gobierno de Canarias, Pablo Rodríguez, no debe caer en saco roto en Tenerife. Sobre todo si se tiene en cuenta su objetivo -devolver a la citada isla su liderazgo en el Archipiélago- y las funciones que ahora mismo desempeña en el Ejecutivo autónomo. Ya en otras ocasiones se ha hecho mención en este Editorial a las sospechosas querencias de Rodríguez a la hora de hablar de carreteras, lo cual, viendo el andar de la perrita, no es nada descabellado. No obstante, el problema no es tanto el candidato grancanario, sino la parsimonia en la que se han instalado los dirigentes tinerfeños. El propio presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, que admite continuar preocupado con la situación en la que se encuentran las vías de la Isla, ha bajado de forma notable el tono de sus reivindicaciones alegando que Pablo Rodríguez aún está pasando "la prueba del algodón". A este paso puede terminar la legislatura y no ver iniciada ni una obra de las que precisa Tenerife. La situación aconseja no esperar y menos observando dónde tiene puestos sus objetivos el número dos del Gobierno canario. Lo mismo ocurre en otros ámbitos de actuación, en la que los poderes fácticos grancanarios se mueven como pez en el agua. Poco a poco van arañando hasta conseguir lo que pretenden, sin dolerles prenda dejar al resto sin nada. ¡Ojo, Tenerife!, no vaya a ser que por una generosidad mal entendida, la ambición de los cabecillas de la isla hermana se quede con todo.

La comparecencia, el pasado viernes en el Parlamento, del comisionado de Inclusión Social y Lucha contra la Pobreza, Santiago Rodríguez, debe servir al Gobierno de Canarias para preguntarse si realmente el Archipiélago necesita esta figura o ha llegado la hora de plantearse su supresión. Dos años después de su creación, aún continúa demandando consenso para poner en marcha un plan contra la exclusión y carece de una hoja de ruta con la que atender las necesidades que padecen miles de familias en las Islas. Quizás por ello Rodríguez dedicó gran parte de su comparecencia a exponer los datos de la última Encuesta de Condiciones de Vida, en lugar de proponer medidas, como le solicitaron la mayoría de los portavoces de los grupos parlamentarios. Es hora de adoptar decisiones, pues la pobreza no se resuelve con sondeos.

Varios hechos ocurridos esta semana en las Islas han vuelto a generar cierta preocupación sobre la educación -no solo académica- que están recibiendo en la actualidad los jóvenes canarios. Aunque son sucesos aislados, con gran eco por su difusión en las redes sociales, está claro que no pueden pasar desapercibidos y que es preciso abrir un periodo de reflexión acerca de los motivos que pueden llevar a varias adolescentes a esperar a otra en la puerta de su instituto para pegarle e insultarla, mientras el resto las animan. Y todo ello perfectamente grabado para colgarlo en Facebook o Instagram. ¿Qué está fallando? ¿Cuál es la solución? Una vez pasado el sobresalto inicial, esta son las preguntas que conviene responder.