Nadie las avisó. Secar las lágrimas en la soledad del tabú es tan duro como contar lo que se sufre; siempre en silencio, incomprensiblemente sin nadie. No las educaron para ser fuertes, ni los guiaron para respetarlas. El miedo es una sensación que no se describe, solo se siente y se padece, con la misma intensidad que el desconsuelo que no se cuenta.

Un día tras otro, sin tregua, esperando que el final de la partida la marque el que un día dijo que te iba a respetar, cuidar y amar. Duele más cuando lo piensas. Cuando se preguntan en silencio: ¿quién es él para golpearme? ¿Qué derecho tiene sobre mí? En los múltiples testimonios, la respuesta suele ser la misma: "Te duele el alma, es un dolor de dentro". La sociedad tiene interiorizado que la violencia machista es algo ineludible.

El sistema les ha fallado, todos, en menor o mayor medida les hemos dado la espalda, sin duda, una afrenta a nuestro género. "Los datos nos dicen que, cuando se baja la guardia y se conocen fallos del sistema, como en la protección de una víctima, las mujeres desconfían, no denuncian y todavía se duda más de su credibilidad". Con estas palabras, Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, pone en evidencia los incomprensibles errores de nuestro Estado de Derecho.

Les preguntamos y no saben qué contestar: archivos y sobreseimientos, denegaciones de órdenes de protección, y denuncias cruzadas, todo, con el mismo resultado, que no es otro que una muerte más, otra consecuencia directa del terrorismo machista. Contesten a esto, den respuesta al resultado de la acción de los gobiernos ante una lacra que funde los circuitos de la dignidad y la justicia. Miren de frente a los datos y respondan: 15 mujeres han muerto en menos de dos meses a manos de hombres con los que tenían o mantuvieron una relación de pareja tan sólo en los 53 días del 2017.

La presidenta del Observatorio de Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Ángeles Carmona, afirmó hace unos días que "todos los asesinatos son un fallo del sistema"; si todos están de acuerdo en el origen del problema, ¿por qué siguen guardando minutos de silencio a las puertas de las instituciones públicas? Más de 2,5 millones de mujeres de 16 años o más (el 12,5%) han sufrido en España algún episodio de violencia física o sexual a lo largo de su vida, sin embargo, la clase política se conforma con campañas de sensibilización puntuales y titulares bonitos; al día siguiente, todo se pierde hasta el próximo minuto de silencio.

¿Es necesario que en un país avanzado como España un grupo de ocho mujeres lleve a cabo una huelga de hambre para denunciar el maltrato, los asesinatos y reivindicar que la violencia machista sea un asunto de Estado? La respuesta es tan dura como real: sí. Los zapatos siguen tintados de rojo; la vergüenza de los responsables no tiene color.

@LuisfeblesC