Expulsado por sí mismo de su propio partido, José Manuel Corrales Aznar ha sido siempre un político siniestro. Si Churchill dijo que a veces había que cambiar de partido para no cambiar de ideología, este funcionario de prisiones se lo tomó al pie de la letra. De Izquierda Unida pasó al PSOE para luego recalar en Socialistas por Tenerife y después ser ninguneado por Podemos. Por si fuera poco, en todos los partidos acabó a la greña con sus compañeros. Vamos, un primor. Estos días ha vuelto a ser noticia por otro delirio político. Progre de postín, Corrales siempre destacó por escupirle, políticamente, a CC en la cara. Sin embargo, hoy es posible pensar que juega a salvar a los nacionalistas de un movimiento que en La Laguna quiere descabalgarlos del poder. Y claro, es escandaloso.

No sé si existe un "pendrive" cargado de información como causa de este acontecer. Desconozco si a Corrales se le puede haber retirado una importante demanda como contraprestación de esta actuación que tanto favorece a CC, no tengo ni puñetera idea de esto que otros dicen. En tanto en cuanto esto se aclara, la última irrupción de José Manuel Corrales en escena pone de manifiesto a un político sin principios claros que alega cualquier sinsentido para utilizar las reglas de todos en favor de sus historias más peregrinas. Definitivamente, una tristísima salida política para un individuo que se ha pasado la vida caracoleando en ella. Y que hoy, ni coge el teléfono para dar una explicación.

@JC_Alberto